Page 139 - El nuevo zar
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Ahora, en Moscú, su posición le permitía influir sobre la distribución de
               esos recursos en un nivel no ya regional, sino nacional. Una disputa comercial
               internacional  sobre  un  yacimiento  de  oro  en  Siberia,  por  ejemplo,  llevó  a
               Putin a escribir un informe en 1997 en que recomendaba el despido del primer

               viceministro de Recursos Naturales, Boris Yatskevich. Yatskevich trabajaba
               en  el  ministerio  que  concedía  permisos  de  minería,  incluso  al  tiempo  que

               trabajaba  como  presidente  del  directorio  de  la  compañía  Lenzoloto,  que
               conservaba  la  licencia  del  yacimiento.  Putin  consideró  ese  arreglo  una
               violación flagrante de la ley.[47] Como era típico en el gobierno de Yeltsin,
               nada sucedió; de hecho, Yatskevich luego fue ministro de Recursos Naturales.

               Pero Putin comenzó a formular opiniones fuertes acerca de la necesidad de
               volver a ejercer autoridad estatal para poner fin al robo de los activos más

               preciosos  del  país.  En  un  ensayo  divulgado  en  la  publicación  anual  del
               Instituto de Minería dos años después, argumentó que los recursos naturales
               sostendrían  la  economía  rusa  durante  «al  menos»  la  primera  mitad  del

               siglo XXI, pero que requerirían de inversión extranjera y de la guía fuerte del
               Estado para librar licencias y regular la explotación de las riquezas enterradas
               bajo la vasta extensión de Eurasia.[48] Pocos académicos tienen alguna vez la

               oportunidad de poner en práctica sus ideas tan directamente, pero pronto sería
               posible  para  Putin.  No  obstante,  antes  tenía  aún  un  asunto  inconcluso  que
               atender en San Petersburgo.






               El  exilio  del  poder  de  Anatoli  Sobchak  no  había  sido  tranquilo.  La
               investigación  que  había  comenzado  durante  su  campaña  de  reelección  no

               había  terminado,  ni  siquiera  después  que  Yeltsin  despidiera  a  aquellos  que
               habían conspirado contra la reelección de Sobchak. Podían haber dejado sus

               funciones,  observó  Sobchak,  pero  no  habían  dejado  «la  sima  en  la  que
               volaban».[49] Y tenían aliados en el Parlamento, que sancionó, en abril de
               1997, una resolución que instaba a la Fiscalía General a concluir las varias

               investigaciones  sobre  «los  delitos  atroces»  de  Sobchak  y  varios  de  sus
               subalternos.[50] Mientras tanto, los comentarios públicos de Sobchak sobre
               asuntos políticos no le reportaron ningún aliado dentro del Kremlin. En enero

               de  1997  criticó  el  liderazgo  de  Yeltsin,  diciendo  que  su  enfermedad  había
               provocado «casi una total anarquía» y la «criminalización de la autoridad».
               [51] En julio, una asesora suya, Larisa Jarchenko, fue arrestada y acusada de
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