Page 142 - El nuevo zar
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NADAR DOS VECES EN EL
MISMO RÍO
Después de un año de encabezar el Directorio Principal de Control, Putin
comenzó a cansarse de realizar investigaciones que produjeran resultados
ambivalentes. Había destapado la corrupción, pero los casos quedaban
estancados en un sistema judicial que, entendía, era fácil de manipular. Tenía
poco poder para cuestionar los intereses creados de los funcionarios, y
tampoco mostró mucho fervor por emprender una cruzada para cambiar el
sistema. «No era un trabajo muy creativo», recordó. Dijo que consideró dejar
el errático Gobierno de Yeltsin para irse al sector privado en el invierno entre
1997 y 1998. Pensó en abrir un bufete jurídico, aunque dudaba de si podría
vivir de eso. Indirectamente, lo detenía el inminente derrumbe de la nueva
economía rusa y, muy de cerca, la del Estado.[1] A comienzos de 1998, Putin
se vio arrastrado por lo que se llamó «la revolución de gerentes intermedios
desconocidos».[2] Yeltsin recurrió a estos burócratas comunistas jóvenes y
anónimos con el fin de evitar una calamidad nacional y su propio deceso
político.
El año posterior a la reelección de Yeltsin y la convalecencia que siguió a
su cirugía cardiovascular, el país parecía haberse estabilizado tras la sacudida
de la crisis postsoviética. La inflación cedió y la economía creció por primera
vez desde 1989, aunque menos de la mitad de un punto porcentual. Nadie se
sentía exactamente optimista, pero lo peor parecía haber pasado. «Todos
estaban llenos de esperanza, incluso yo —escribió Yeltsin en sus memorias—.
Esperaba que, para el segundo semestre de 1997 y principios de 1998,