Page 140 - El nuevo zar
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negociar sobornos pagados por el jefe de la compañía de construcción
Renaissance, y Sobchak fue citado como testigo. A esto siguió el arresto de su
secretario de Estado, Víktor Kruchinin. Durante todo el verano, las
filtraciones llenaron los periódicos con detalles del caso y especulaciones
sobre el posible arresto de Sobchak. Este se quejó de que su teléfono estaba
pinchado y que agentes del FSB lo seguían adonde fuera, incluso mientras
hacía caso omiso de una decena de citaciones para prestar testimonio y
negaba que hubiese hecho algo ilegal al privatizar la propiedad de la ciudad.
[52]
Tenía motivos para estar paranoico: estaba atrapado en una campaña de
Yeltsin contra la corrupción, de gran difusión, aunque no particularmente
seria, en la que el mismo Putin jugaba un papel destacado. El 3 de octubre,
investigadores y diez policías especiales fuertemente armados llegaron al
despacho de Sobchak, ahora en las oficinas centrales de la Unesco, y lo
arrestaron como testigo material. Mientras lo interrogaban en la fiscalía,
Sobchak se quejó de dolores en el pecho y fue llevado al hospital. Su esposa
dijo que había sufrido un paro cardíaco, aunque nadie lo creyó y los médicos
del hospital no lo confirmaron. En cualquier caso, estaba lo bastante bien al
día siguiente como para denunciar ante la agencia de noticias ITAR-TASS que
el trabajo de los investigadores tenía reminiscencias del Gran Terror de 1937.
«Solo que en 1937 me habrían matado», dijo.[53]
Sobchak pasó un mes en el hospital, con su destino en manos del
diagnóstico de los médicos. Incluso Yeltsin, cuya antipatía por Sobchak había
crecido, sentía que la acusación estaba yendo demasiado lejos. Envió un
mensaje al fiscal general, Yuri Skurátov: «No puede asediar a un hombre
enfermo».[54] Pero los fiscales presionaron. Dudaban de los alegatos de
Sobchak sobre su salud y arreglaron que médicos de Moscú lo examinaran.
Pero, antes de que pudieran llegar, Putin intervino. Visitó a Sobchak en el
hospital y organizó su traslado a la Academia Médica Militar bajo el cuidado
de Yuri Shevchenko, que había tratado a Liudmila luego de su accidente
automovilístico y siguió siendo un amigo cercano y de confianza. Y entonces
planificó el escape de Sobchak.
El 7 de noviembre, aún festivo aunque ya no conmemoraba oficialmente
la Revolución bolchevique, Putin reunió la historia clínica de Sobchak y
alquiló un avión desde Finlandia por un coste de 30.000 dólares, pagados,
según la esposa de Sobchak, por «amigos», aunque algunos reporteros dijeron