Page 164 - El nuevo zar
P. 164

deceso.  Yeltsin  tenía  la  creciente  visión  de  que  la  pugna  política  —y  las
               investigaciones  de  Skurátov—  representaban  una  amenaza  palpable  a  su
               poder e incluso a su bienestar personal. Reflexionaba sobre la conspiración
               interna  del  Partido  Comunista  que  había  derrocado  a  Nikita  Jrushchov  en

               1964, y ahora estaba seguro de que Primakov y Luzhkov estaban tramando
               deponerlo  junto  con  el  fiscal  general.  Tenía  que  hacer  algo  para  detener  la

               situación.[7]





               El día en que el Consejo de la Federación finalmente discutió la cuestión de

               su dimisión, el 17 de marzo, Skurátov parecía gozar de buena salud y pidió
               conservar  su  empleo,  «si  ustedes  me  prorrogan  su  confianza  y  apoyo».[8]
               Explicó a los legisladores que había dimitido solo bajo coerción, y culpó de

               ello a dos ex primeros ministros y «muy conocidos oligarcas». No mencionó a
               Berezovski, pero sí habló de las redadas que los investigadores habían llevado
               a cabo contra las compañías de Berezovski. «Estas personas supieron de mi

               dimisión solo dos semanas antes», dijo. Se refirió oblicuamente a las personas
               que  recopilaban  información  acerca  de  su  vida  privada,  pero  ahora  parecía
               decidido a aferrarse a su trabajo.


                    Fue entonces cuando el Kremlin envió la cinta de vídeo de Skurátov y
               esas mujeres a miembros del Consejo de la Federación que se preparaban para
               votar  respecto  del  destino  de  Skurátov.  La  táctica  tuvo  efectos  muy
               indeseados:  los  miembros  del  consejo  quedaron  conmocionados  y

               paralizados, no por la cinta de vídeo en sí, sino por el uso de un truco tan
               burdo  para  ejercer  influencia  sobre  el  resultado  de  sus  deliberaciones.  Con

               ciento cuarenta y dos votos contra seis rechazaron la dimisión de Skurátov y
               lo dejaron en funciones. La cinta de vídeo se emitió sin demora tras el voto
               del consejo. En el tumulto público subsiguiente, resultaba imposible decir qué

               era  más  ignominioso  en  términos  morales:  la  conducta  en  la  cama  o  la
               decisión de hacerla pública.

                    La  mañana  siguiente,  Yeltsin  convocó  a  Skurátov  a  la  sala  del  hospital
               donde  se  estaba  recuperando,  otra  vez,  de  una  úlcera  hemorrágica.  Para

               entonces, Yeltsin también tenía una copia de la cinta, así como fotografías.
               Cuando llegó Skurátov, encontró a Primakov y a Putin esperando en la sala,

               también. No le sorprendió la presencia de Putin. Este lo había visitado durante
   159   160   161   162   163   164   165   166   167   168   169