Page 234 - El nuevo zar
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«Permítanme decirlo sin rodeos: hay intentos por exagerar la situación
políticamente para lograr cierto tipo de capital político o perseguir ciertos
intereses de grupos específicos. Y tienen razón los que dicen que en la
primera fila de los defensores de los marineros hay personas que durante
largo tiempo contribuyeron al derrumbe del Ejército, la Marina y el Estado.
Algunos de ellos incluso han reunido 1 millón de dólares. Se puede hacer una
camisa para un hombre desnudo con un hilo de cada familia del pueblo. Sería
mejor que vendieran sus casas de campo en la costa del Mediterráneo, en
Francia o España. Solo que entonces tendrían que explicar por qué todas esas
propiedades están registradas con nombres fantasmas y en nombre de bufetes
jurídicos. Entonces les preguntaríamos de dónde provino el dinero.»
Por supuesto, Putin ya lo sabía. Ya tenía expedientes compilados sobre
eso. En el sombrío mundo de los negocios rusos, pocos oligarcas podían
evitar el escrutinio de sus acuerdos, sus turbias adquisiciones, sus evasiones
de impuestos, sus cuentas secretas en el exterior. Como jefe del FSB, había
establecido un monopolio sobre la información financiera,[55] y, como primer
ministro y ahora presidente, sabía dónde hallar los secretos del pasado. Ese
fue, no por casualidad, el método del KGB alguna vez. La investigación
suspendida sobre las propiedades de Berezovski en Aeroflot repentinamente
se reanudó al mes siguiente. Cuando lo llamaron a prestar testimonio en
noviembre, Berezovski ignoró la citación y se fue del país. En febrero vendió
sus acciones en el canal de televisión a su antiguo socio, Román Abramóvich,
que las entregó al Estado. Gusinski, que había sido liberado bajo fianza tras su
arresto en junio, huyó a su casa de campo en España. En abril de 2001,
Gazprom, el gigante de la energía, obtuvo el control de NTV en un golpe de
directorio, después de exigir el cobro de 281 millones de dólares que había
dado en préstamo a Gusinski para capear la crisis financiera de 1998. Los
periodistas del canal ocuparon el estudio en protesta, pero desistieron tras
once días, y una nueva gerencia quedó a cargo. Muchos en el país y en el
extranjero protestaron en vano. Desde el principio, Putin entendió la
importancia de la televisión para la autoridad del Kremlin, de su capacidad
para dar forma no solo a su imagen, sino a la realidad de Rusia. Serguéi
Pugachov, un banquero y amigo que trabajaba cerca de él en el Kremlin en
ese entonces, se maravillaba de la forma en que Putin seguía obsesivamente
los informativos de noticias de la televisión, incluso hasta el punto de llamar a
los directores de los canales en medio de una transmisión para objetar