Page 300 - El nuevo zar
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antes de hacer breves declaraciones junto al presidente de la región,
Aleksandr Dzasójov. «Hoy toda Rusia sufre por vosotros», le dijo.[43] No
ofreció ninguna otra palabra de consuelo excepto su promesa de dar caza a los
responsables de la toma. No estaba allí para consolar, sino para proyectar la
imagen de haber consolado. No mantuvo reuniones —ni siquiera una
preparada para las cámaras— con la gente de Beslán. Las multitudes
angustiadas, enajenadas y traumatizadas que habían hecho vigilia fuera de la
escuela exigieron luego que el Gobierno actuara, que el Gobierno dejara de
mentir. En lugar de eso, Putin regresó a Moscú y dio un discurso televisado a
la nación.
Cuando Putin apareció en las salas de estar de toda la nación esa noche, se
le veía perturbado como nunca. Estaba de pie, delante de una pared revestida
en madera y una bandera rusa. «Me resulta difícil y amargo hablar —
comenzó—. Una horrible tragedia ha ocurrido en nuestra tierra.»[44] Pidió a
toda Rusia recordar a aquellos que «perdieron a los seres más queridos de sus
vidas», inclinando la cabeza levemente, pero no ofreció ninguna disculpa ni
aceptó ninguna responsabilidad. No utilizó la ocasión para defender, justificar
o explicar sus políticas en Chechenia. Ni ofreció tampoco ningún otro
abordaje. Ni siquiera mencionó a Chechenia por su nombre. En cambio, Putin
ofreció un soliloquio sobre la historia del país, con profunda nostalgia por el
propósito unificador y la seguridad de la Unión Soviética, disuelta hacía ya
trece años. Había sugerido eso mismo otras veces, cuidadoso de honrar la
historia del pasado soviético sin aceptar sus fracasos y crímenes, pero ahora
parecía culpar de la toma de Beslán a la incapacidad de Rusia para conservar
la fuerza que había hecho tan fuerte y respetada a la Unión Soviética que
recordaba de pequeño. «Son muchas las páginas trágicas y pruebas difíciles
en la historia de Rusia», continuó, dando cátedra con la paciencia de un
profesor. «Hoy vivimos según las condiciones instauradas tras la
desintegración de un país enorme, grandioso, el país que lamentablemente
resultó ser inviable en el marco de un mundo en rápido cambio. Hoy, sin
embargo, a pesar de todas las dificultades, logramos preservar el núcleo de
ese gigante, la Unión Soviética. Llamamos al nuevo país la Federación de
Rusia. Todos esperábamos cambios, cambios para mejor, pero no estábamos
preparados en absoluto para mucho de lo que cambió en nuestras vidas. La
pregunta es por qué. Vivimos en las condiciones de una economía transicional
y un sistema político que no se corresponden con el desarrollo de la sociedad.