Page 358 - El nuevo zar
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Politkóvskaia».[10] Sin embargo, ni el Ministerio de Asuntos Exteriores ni el
               Kremlin  declararon  nada  en  absoluto.  Pocos  tenían  alguna  autoridad  para
               levantar la voz, en especial en un caso tan sensible, antes de que el presidente
               indicara  cuál  sería  la  línea  oficial.  Y  Putin  no  dijo  nada  hasta  tres  días

               después, el día en que Politkóvskaia fue enterrada bajo una fuerte lluvia con
               miles de personas que la lloraban, agolpadas para ver pasar su féretro.

                    Putin  había  llegado  ese  día  a  Dresde,  lugar  de  su  antiguo  puesto  en  el

               KGB, para hacerle una visita oficial a Angela Merkel, la nueva canciller que
               había  reemplazado  a  Schröder,  así  como  para  reunirse  con  ejecutivos
               empresariales,  que  promovían  las  perspectivas  energéticas  de  Rusia  en

               permanente  expansión.  Cuando  aparecieron  juntos,  Merkel  se  sumó  a  la
               condena internacional por el asesinato de Politkóvskaia, pero Putin no dijo
               nada en sus comentarios. Solo trató el tema cuando un reportero alemán le

               repreguntó  al  respecto.  Putin  lo  llamó  «un  crimen  horrorosamente  cruel»,
               pero luego menospreció el trabajo de la periodista y sugirió que el verdadero

               móvil de su asesinato fue mancillar la reputación de Rusia. «Esta periodista
               era ferozmente crítica con las autoridades en ejercicio de Rusia, pero, como
               saben los expertos, y los periodistas deberían darse cuenta también, pienso, su
               impacto en la vida política rusa fue muy leve.» Su asesinato, dijo, fue para las

               autoridades un golpe más fuerte que cualquier cosa que ella hubiera escrito.
               Más tarde esa noche, se explayó sobre el tema cuando dijo a los funcionarios

               rusos y alemanes reunidos en el foro semianual conocido como Diálogo de
               San Petersburgo que el asesinato de Politkóvskaia había sido orquestado por
               enemigos de Rusia. Esto se transformaría en un tema recurrente: los enemigos
               de  Rusia,  de  Putin,  estaban  conspirando  para  desacreditarlo.  «Tenemos

               información fiable y consistente de que muchas personas que se esconden de
               la Justicia rusa han estado abrigando la idea de que utilizarían a alguien como

               víctima para crear una ola de sentimiento antirruso en el mundo», les dijo.





               Esto  era  exactamente  lo  que  pretendía  hacer  Litvinenko.  Consideraba  a

               Politkóvskaia  una  amiga  —cuando  ella  visitaba  Londres,  los  dos
               intercambiaban información acerca de Chechenia y los servicios de seguridad
               que operaban allí—,[11] y su muerte lo enfureció. El 19 de octubre, menos de

               dos semanas  antes  de  que  cayera  enfermo,  asistió  a  un  debate  en  Londres
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