Page 363 - El nuevo zar
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culminante. De regreso en Moscú, Lugovói y Kovtun no actuaron como
sospechosos. Lugovói había llamado a Litvinenko dos veces después de
enterarse de que estaba enfermo, pero antes de que nadie supiera la causa. No
parecía la forma de actuar de un asesino. Cuando su nombre emergió como
uno de los que se habían reunido con Litvinenko el 1 de noviembre, se
presentó en la embajada británica y acordó ver a los diplomáticos para
esclarecer la situación y ser indagado por investigadores británicos. La silla
en la que se sentó estaba tan contaminada con polonio 210 que la embajada
selló la sala.[17] El día después de la muerte de Litvinenko, él y Kovtum
dieron una entrevista a una emisora de radio, Ejo Moskvi, expresaron
desconcierto respecto de todo el asunto y siguieron hablando al respecto
durante meses, negando cualquier complicidad. Más tarde insistieron en que
ellos habían sido las víctimas buscadas, ya fuera conjuntamente con
Litvinenko, a manos de Litvinenko o en lugar de él. «Matarlo, sobre todo en
forma tan extravagante, supera cualquier entendimiento», dijo Kovtun. Si él y
Lugovói fueran asesinos contratados y despachados a Londres, insistió
Kovtun, los hubieran enviado tras los hombres más buscados en la lista de
enemigos de Rusia, no tras alguien insignificante como Litvinenko. De hecho,
Lugovói se había reunido con Berezovski el día anterior al envenenamiento
de Litvinenko. «Lugovói siempre tenía la oportunidad de reunirse con
Berezovski, Zakáiev, con todos ellos juntos. Dado que tenía la oportunidad de
reunirse con cualesquiera de ellos, habría sido fácil matar al blanco más
importante.»[18] En el mundo sombrío que habitaban, el argumento tenía
bastante sentido.
Putin hizo lo posible para restarle dramatismo, pero los funcionarios rusos
intentaron vigorosamente debilitar la historia que se estaba esparciendo en
todo el mundo. Lo hicieron con más entusiasmo del que mostraron para
investigar el asesinato. Cuando se encontraron trazas de polonio 210 en el
organismo de Kovtun, la fiscalía anunció una investigación respecto del
intento de asesinarlo a él. Un mes más tarde anunció, sin pruebas ni siquiera
explicación, que la muerte de Litvinenko estaba vinculada, de alguna forma,
con el procesamiento en curso contra Yukos. Cuando Putin apareció en una
conferencia de prensa en febrero de 2007, despreció a Litvinenko como un
guardia intrascendente de las tropas fronterizas que había quebrantado su
juramento al cargo y luego huido del país. «No había necesidad de huir a
ningún lado. No tenía ningún secreto. Todo lo negativo que podía decir