Page 412 - El nuevo zar
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cosas nunca volverán a ser como antes.»
La crisis puso en evidencia la debilidad estructural subyacente de la
economía rusa, su dependencia de los recursos energéticos, la base industrial
tambaleante, la corrupción generalizada, la erosionada infraestructura. (El
país tenía menos kilómetros de carreteras pavimentadas en 2008 que en
1997.)[23] Economistas como Serguéi Guríev alegaban que Rusia debía
aprender la lección de la crisis y dictar cambios significativos, y consejeros en
el Kremlin de Medvédev, como Arkadi Dvorkóvich, coincidían.[24] La
economía de Rusia necesitaba del Estado de derecho, la protección de los
derechos de propiedad y los contratos, la competencia real y la transparencia,
y algunos límites para funcionarios corruptos y predatorios que, de otra
forma, desangrarían a las compañías y harían que los beneficios fueran a parar
a sus propios bolsillos, escondiendo los ingresos ilícitos en propiedades en el
exterior y cuentas secretas en el extranjero. El equipo de Medvédev en el
Kremlin había elaborado propuestas para tratar al menos algunos de estos
asuntos. En su primer discurso nacional, el que pronunció el día después de la
elección de Barack Obama, Medvédev había llamado a una liberalización de
la economía, para liberarla de la burocracia que había crecido durante el
liderazgo de Putin.
«La burocracia estatal, como hace veinte años, se guía por la misma
antigua desconfianza por el individuo libre y por la libre empresa —dijo en su
discurso, que había sido dos veces pospuesto debido a la crisis financiera—.
Un Estado fuerte y una burocracia todopoderosa no son la misma cosa. El
primero es un instrumento que la sociedad necesita desarrollar para mantener
el orden y fortalecer las instituciones democráticas. La segunda es
extremadamente peligrosa.»[25]
Sin embargo, las crisis gemelas del verano y el otoño fustraron las
aspiraciones políticas de Medvédev. Sus asistentes más cercanos culparon a
las crisis por arruinar sus planes, pero Putin era el principal obstáculo. Putin
había revisado borradores del primer discurso importante de Medvédev en
noviembre de 2008, un rol que ningún primer ministro había desempeñado
cuando él era presidente. Putin insistía en un lenguaje amenazante hacia
Estados Unidos y Occidente que en general ponía incómodo a Medvédev
(como en el caso de la amenaza de poner misiles en Kaliningrado).[26]
Preocupado por los efectos políticos del desaceleramiento económico,