Page 416 - El nuevo zar
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HOMBRE DE ACCIÓN
La única planta de energía que calentaba la ciudad de Pikaliovo cerró sus
calderas el 15 de mayo de 2009. El propietario de la planta tenía pagos
pendientes con Gazprom por una orden de 4,5 millones de dólares, y, en la
Rusia de Putin, las cuentas de Gazprom siempre tenían prioridad. Pikaliovo,
con veintidós mil personas, era una «monociudad», establecida en 1957 al
este de San Petersburgo, con una sola empresa, que servía a la economía de
comando soviética. La integraban tres fábricas conectadas que hacían
cemento, potasa y alúmina, un compuesto químico utilizado en la fundición
de aluminio. El sustento entero de la ciudad, tanto en tiempos soviéticos como
ahora, dependía de las fábricas. Hacía poco que las fábricas se habían
privatizado en tres compañías separadas que estaban en dificultades desde
incluso antes de la crisis que azotó en septiembre. Perjudicadas por la
herencia de aquella planificación centralizada y por la disputa actual sobre los
precios que devino tras la agitación política mundial, la producción en
Pikaliovo ya no era económicamente viable.[1]
La fábrica de cemento fue la primera, al cerrar en octubre de 2008 y dejar
sin empleo a cientos de trabajadores. La planta de potasa cerró en febrero,
seguida en mayo por la fábrica de alúmina, que también poseía la planta de
energía. La mayor parte de los cuatro mil quinientos trabajadores de las tres
fábricas fueron despedidos u obligados a tomarse excedencias no
remuneradas. El gobernador de la región, todavía conocida como Leningrado,
puesto que no había cambiado de nombre como lo hizo la ciudad, acudió a
Dmitri Medvédev ya en febrero para negociar una solución, pero nada