Page 477 - El nuevo zar
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forma y siendo ágil. «Veo todo el sentido y propósito de mi vida como el de
               servir  a  nuestro  país  y  servir  a  nuestro  pueblo,  cuyo  apoyo  me  da  la
               inspiración  y  ayuda  que  necesito»,  comenzó.  Dijo  que  los  años  siguientes
               serían cruciales para dar forma al país que Rusia sería, una Rusia que, dijo,

               había restablecido su «dignidad como una gran nación» y sería el centro de
               gravedad para toda Eurasia. «El mundo ha visto resurgir a una nueva Rusia.»

                    Tras sus breves declaraciones, dejó el estrado, pasó caminando por delante

               de  Liudmila,  que  aguardaba  de  pie  junto  a  la  esposa  de  Medvédev  y  al
               patriarca  Cirilo  durante  la  ceremonia.  Parecía  incómoda  por  momentos.  Su
               desaparición de la vida pública se había vuelto una fuente de especulación,

               compasión  y  ridículo.  A  los  dos  pasos,  Putin  se  detuvo,  se  dio  la  vuelta  y
               regresó adonde se encontraba ella. Se inclinó por sobre una cuerda roja y le
               rozó la mejilla con un beso, y luego se marchó.






               Si existía alguna expectativa de que el tercer mandato de Putin anunciara un
               enfoque  más  suave,  menos  autoritario,  se  disipó  casi  de  inmediato.  Las

               autoridades  lanzaron  una  extensa  investigación  de  la  aglomeración  en
               Bolotnaia, que los funcionarios ahora describían como una revuelta de masas

               e  incluso  un  intento  de  golpe  de  Estado.  Se  formularon  acusaciones
               criminales  contra  veintisiete  personas:  no  los  líderes  del  movimiento  de
               protesta, no los radicalizados, sino personas corrientes que se habían sumado
               a  la  protesta  en  el  deseo  embriagador  de  hacerse  oír.  Entre  ellos,  había

               estudiantes, un periodista independiente, un gerente de ventas, un artista, un
               trabajador del metro y el ayudante de prensa de uno de los pocos legisladores

               de la oposición en la Duma. Un activista buscado, Leonid Razvozyáiev, huyó
               a Ucrania, pero fue arrestado allí por agentes encubiertos y devuelto a Moscú,
               donde  dijo  haber  sido  secuestrado  y  torturado.[14]  Los  acusados  se

               enfrentaban  a  años  de  prisión,  con  frecuencia  sobre  la  base  de  pruebas
               endebles  provenientes  de  vídeos  y  el  testimonio  de  oficiales  heridos
               pertenecientes a la policía antidisturbios. No hubo arrestos masivos después

               de la investidura de Putin, no hubo un Gran Terror contra disidentes, sino más
               bien un acrecentamiento constante y selectivo de la presión acusatoria contra
               quienes se le oponían. Las autoridades utilizaron la investigación de Bolotnaia

               como pretexto para llevar a cabo investigaciones en todo el país durante años,
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