Page 475 - El nuevo zar
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escenario, amonestó al oficial, y su diatriba quedó registrada por un
micrófono que llevaba puesto para un documental sobre el movimiento anti-
Putin. «Te voy a encerrar más adelante», dijo, escupiendo los nombres de
Putin y sus compinches comerciales, Arkadi Rotenberg y Guenadi
Timchenko. Juró que estarían en la lista de los más buscados cuando llegara al
poder.[11] Para el final de la tarde, la protesta había concluido con más de
cuatrocientos arrestos. Hubo una docena de heridos, incluidos veintinueve
oficiales de policía. Fueron entrevistados diligentemente en la televisión
estatal tendidos en camillas de hospital, escenas que muchos creyeron habían
sido preparadas. El generalmente afable secretario de prensa de Putin, Dmitri
Peskov, un hombre conocido por canalizar los sentimientos de su jefe,
expresó decepción por el hecho de que la policía hubiese actuado con tanta
prudencia. «Me hubiese gustado que actuara con más dureza», dijo.[12]
La mano dura continuó al día siguiente, aun cuando las calles del centro
de Moscú habían sido despejadas de tráfico para la ceremonia de investidura.
Los oficiales de policía que deambulaban por la capital arrestaron a decenas
más, muchos por ninguna otra razón aparente que tener prendida a la ropa una
cinta blanca. Un escuadrón de tropas nacionales incluso registró lo que había
comenzado a conocerse como la sede central no oficial del movimiento de la
oposición. Era un restaurante francés, llamado Jean-Jacques, la clase de lugar
que había brotado en Moscú durante los años de auge económico y que la
hacía parecer más a una capital europea moderna y vibrante, llena de
moscovitas jóvenes y creativos, que elegían cervezas y vinos extranjeros de
menús de pizarra. Para el fin del día, más de setecientas personas habían sido
detenidas alrededor de Moscú. Muchísimos jóvenes que iban a lugares como
Jean-Jacques fueron trasladados a oficinas de alistamiento para reclutarlos en
el ejército, tal como se había advertido cuando las protestas comenzaron.
«Creo que esto es para demostrar quién es el jefe —dijo Oleg Orlov, de
Memorial, la organización de derechos humanos—. Ha llegado un nuevo
zar.»[13]
La ceremonia de investidura de Putin se llevó a cabo al mediodía con la
pompa de las otras, transmitida a la nación con solemnidad, igual que antes.
Solo que esta vez las cámaras se reunieron con Putin en la oficina del primer
ministro en la Casa Blanca y lo siguieron por las escaleras alfombradas de la
entrada principal hasta el Mercedes-Benz que lo aguardaba. Durante seis
minutos, una cámara aérea siguió al convoy de motocicletas de la policía que