Page 470 - El nuevo zar
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audiencia «no mirar hacia el exterior, no correr hacia la izquierda o hacia el
               lado, y no traicionar a la madre patria, sino quedarse con nosotros, trabajar
               para Rusia y amarla como la amamos nosotros: con todo nuestro corazón».
               Como había hecho Cirilo en su reunión, invocó la batalla de Borodino, que

               había derrotado a Napoleón en las afueras de Moscú. Estaba apelando a la
               sagrada  tradición  de  resistencia  del  país  frente  a  la  invasión  extranjera.

               Incluso citó el famoso poema de Mijaíl Lérmontov publicado en el vigésimo
               quinto aniversario de Borodino, en el que un coronel llama a sus hombres a
               realizar el sacrificio final para defender a la patria.



                          «Amigos, ¿no es Moscú para nosotros?

                          Entonces habremos de morir cerca de Moscú
                          como murieron nuestros hermano.»

                          Y prometimos morir.



                    Dos siglos después, la batalla por Rusia continuaba, bramó Putin como
               conclusión, con la cara tirante, en una mueca torcida, pero la victoria «está en
               nuestros genes».






               Para la noche del 4 de marzo, la victoria de Putin estaba asegurada, como casi
               todos esperaban. Obtuvo el 63 % de los votos en la primera vuelta, menos que

               en  las  elecciones  previas  de  Medvédev  y  suyas,  pero  aún  con  una  sólida
               mayoría. Ziugánov, en su cuarta postulación, terminó en un distante segundo

               lugar, como era habitual, con un 17 %. Para desactivar las acusaciones que
               habían dañado las elecciones parlamentarias, Putin ordenó que se instalaran
               cámaras en casi todos los colegios electorales del país, pero de todos modos
               los  indicios  de  fraude,  que  incluían  rondas  de  votación  y  voto  múltiple,

               proyectaron dudas sobre el cómputo. Según algunas estimaciones, el total de
               Putin fue inflado con millones de votos, aun cuando sus críticos más duros

               debieron reconocer que tenía el apoyo de la mayoría de los rusos. Putin ganó
               en cada región del país excepto en Moscú, el epicentro de la contrariada élite,
               donde, aun así obtuvo el 47 %. En su San Petersburgo natal, donde también se
               había propagado un brote de activismo político tras la votación de diciembre,
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