Page 485 - El nuevo zar
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mismo  de  la  pregunta,  formulada  por  un  reportero  de  la  agencia  estatal  de
               noticias  RIA  Novosti,  sugería  que  Putin  quería  llamar  la  atención  sobre  la
               película. Podía haber repudiado con toda facilidad la peor insinuación sobre
               su antiguo asistente, su amigo y protegido, pero no lo hizo.






               Las luchas internas entre los cortesanos previamente al retorno de Putin a la
               presidencia se intensificaron cuando Medvédev siguió presionando con planes

               para  privatizar  las  acciones  del  Estado  en  cientos  de  compañías,  pero
               descubrió que no tenía más poder independiente para actuar que el que había

               tenido en los cuatro años anteriores. Sus rivales en la corte de Putin seguían
               siendo Serguéi Ivanov, que ahora era el secretario de Estado del Kremlin, e
               Ígor  Sechin  y  los  otros  siloviki,  cuyos  intereses  financieros  en  los

               emprendimientos estatales se habían vuelto aún más pronunciados. Medvédev
               ya había declarado que no descartaría una nueva postulación a presidente para
               2018, una postura que se dijo que indignaba a otros en el Kremlin, muchos de

               los cuales lo consideraban responsable por las protestas que habían enturbiado
               el  retorno  de  Putin.  A  solo  meses  de  asumir  su  mandato  como  primer
               ministro, la película y la revocación de varias de sus iniciativas erosionaron la

               escasa  posición  política  que  tuviera  Medvédev.  Su  preciado  proyecto  de
               construir un Silicon Valley a la vera de Moscú de pronto se vio implicado en
               investigaciones  judiciales  fundamentadas  en  que  sus  ejecutivos  habían

               encauzado  dinero  hacia  el  movimiento  de  protesta.  La  crítica  al  trabajo  de
               Medvédev como primer ministro comenzó a filtrarse incluso en los medios
               amigos del Kremlin, mientras Putin criticaba con dureza el presupuesto del

               Gobierno  y  su  ritmo  lento  para  materializar  los  objetivos  ambiciosos  y
               excesivamente detallados —y, algunos dijeron, en gran medida simbólicos—
               que decretó a comienzos de su nuevo mandato para mejorar la vivienda, la

               educación  infantil  preescolar,  la  investigación  científica  y  la  esperanza  de
               vida.

                    La denigración del legado de Medvédev se hizo extensivo también a las

               relaciones exteriores. A días de su investidura, Putin dio la señal de que el
               «reinicio»  defendido  por  la  Administración  de  Obama  había  terminado.
               Informó bruscamente a la Casa Blanca de que no asistiría a la cumbre del G8

               que se realizaría cerca de Washington más tarde ese mes; un desplante no solo
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