Page 526 - El nuevo zar
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prevención,  todo  nuevo  brote  de  contagio  de  las  protestas  en  Rusia.  En
               diciembre decretó una renovación de RIA Novosti, la organización de noticias
               estatales  que  bajo  Medvédev  había  ganado  respeto  por  el  equilibrio  y  la
               diversidad  de  puntos  de  vista.  En  enero,  una  cadena  de  televisión  liberal

               llamada  Dozhd  [Lluvia],  fue  excluida  por  los  proveedores  de  cable  de  la
               nación  después  de  que  preguntara  en  una  encuesta  en  línea  si  acaso  se

               hubieran  salvado  más  vidas  en  Leningrado  si  el  Ejército  Rojo  hubiese
               entregado la ciudad y se hubiese retirado, en lugar de resistir el asedio durante
               ochocientos setenta y dos días al precio de un millón de muertos. Habiendo
               reconstruido la historia de Rusia según el ideal olímpico de Putin, el Kremlin

               ahora parecía decidido a silenciar a cualquiera que lo contradijera.

                    Desafiando la libertad de expresión promovida en la Carta Olímpica, la
               policía,  desde  San  Petersburgo  hasta  el  Cáucaso,  arrestó  a  muchísimas

               personas  que  habían  intentado  protestar  por  una  u  otra  razón  el  día  de  la
               ceremonia  de  apertura.  En  medio  de  los  juegos,  un  tribunal  en  Krasnodar

               sentenció a un activista del Observatorio Ambiental del Cáucaso Norte a tres
               años de prisión, mientras que otros miembros del grupo fueron detenidos para
               evitar  que  presentaran  un  informe  que  habían  compilado  sobre  el  daño
               ecológico  provocado  por  la  obra  en  Sochi.  Las  mujeres  de  Pussy  Riot  se

               reunieron en Sochi con una nueva canción de protesta, Putin te enseñará a
               amar a tu patria,  y  de  inmediato  se  les  abalanzaron  cosacos con látigo en

               mano y luego fueron detenidas por la policía, que dijo estar investigando un
               robo en su hotel. Un documental, La bioquímica de la traición, apareció en
               Rosiya en el punto más alto de los juegos el 18 de febrero, y equiparaba a la
               oposición  en  Rusia  con  el  comandante  soviético  teniente  general  Andréi

               Vlásov, quien colaboró con los nazis tras ser capturado en 1942. Cuando el
               juicio  de  ocho  arrestados  en  la  protesta  de  Bolotnaia  en  2012  terminó  con

               condenas mientras los juegos llegaban a su punto culminante, doscientas doce
               personas  fueron  arrestadas  en  las  calles  fuera  del  juzgado;  cuando  sus
               condenas  fueron  anunciadas  tres  días  más  tarde,  hubo  más  protestas  y

               doscientos  treinta  y  dos  arrestos  más,  entre  ellos,  una  vez  más,  Alekséi
               Navalni y las mujeres de Pussy Riot.

                    Putin había invertido tanto en los Juegos Olímpicos que cualquier crítica
               al  respecto  —cualquier  protesta  que  cuestionara  su  beneficio—  era  tratada

               como una blasfemia, un acto de traición contra un Estado resurgente. En una
               columna del sitio web Yeyednevni Yurnal, el satírico Víktor Shenderóvich,
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