Page 77 - El nuevo zar
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mercado negro—, pero el racionamiento refrescó los recuerdos espantosos del
asedio. «La democracia enfrenta un invierno de hambre —dijo Sobchak en
defensa del plan—. Es crucial que la democracia sobreviva a este
invierno.»[32]
Para entonces, el KGB y los líderes militares soviéticos ya habían comenzado
a hacer planes de emergencia para la imposición de la ley marcial. En enero
de 1991, Gorbachov ordenó a los militares restablecer el gobierno comunista
en Lituania tras días de protestas, con lo que se dio marcha atrás con la
declaración de independencia de la república del año anterior. El asalto
culminó con la embestida de tanques contra la torre de televisión de la capital,
Vilna. Catorce personas murieron, pero los líderes lituanos continuaron
desafiando a Moscú y siguieron presionando con un referéndum sobre la
independencia en febrero, que Gorbachov declaró ilegal. En junio, Rusia
celebró sus propias elecciones presidenciales, y Boris Yeltsin se convirtió en
un contrapeso electo legítimamente respecto del gobierno cada vez más
errático e impopular de Gorbachov. Ese mismo mes, Sobchak aprovechó las
votaciones nacionales para convocar y ganar unas elecciones para un Poder
Ejecutivo recién creado, que detentaría autoridad sobre la indómita legislatura
de la ciudad. Apenas un mes antes, había obligado al concejo a crear el cargo
de alcalde, que solo él estaba en posición de ganar. Los miembros del concejo
estaban cada vez más en desacuerdo con el papel de Sobchak como su
presidente y esperaban que, con la división de poderes del gobierno, serían
capaces de constreñir las potestades de él como líder de la ciudad. Leningrado
también realizó un referéndum no vinculante para restablecer el nombre
prerrevolucionario de la ciudad: San Petersburgo. Al principio, Sobchak se
había opuesto al cambio, pero hizo campaña por el restablecimiento del
nombre de la ciudad con sabiduría y tacto. Describió el cambio como la
evolución natural de la visión de Pedro el Grande de la ciudad como una
«ventana a Europa» y ofreció quitar el cadáver ceroso de Lenin del mausoleo
de la plaza Roja y enterrarlo con sus parientes en Leningrado, de acuerdo con
la última voluntad y testamento del revolucionario. Su ofrecimiento respetaba
a aquellos que todavía reverenciaban a Lenin y apaciguaba a aquellos que
deseaban poner fin al culto que todavía lo rodeaba.[33] Cuando llegaron las
elecciones, Sobchak ganó el 66 % de los votos, mientras que una mayoría más