Page 72 - El nuevo zar
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astillero,  tras  dar  un  discurso  tarde  por  la  noche  que,  extemporáneamente,
               evocaba  a  Martin  Luther  King  hijo.  «Soñé  con  un  tiempo  en  que  nuestro
               Estado sería gobernado por la ley; un Estado que no permitiera la concesión
               de derechos y privilegios a algunas personas a expensas de otras», escribió

               después.[21]

                    Aunque no tenía experiencia electoral, Sobchak se lanzó a la política. Al
               igual  que  Gorbachov,  creía  que  el  sistema  soviético  podía  cambiar  con

               reformas, pero encontraba que el país y él mismo no estaban preparados para
               la novedad de la democracia después de las décadas de miedo y sospecha que
               habían fracturado a la sociedad soviética. Las peculiaridades del sistema —

               empleo,  vivienda  e  incluso  vacaciones  asignados  por  el  Gobierno—
               implicaban que la mayoría de las personas vivían y trabajaban dentro de un
               pequeño  círculo  social  y  albergaban  una  profunda  desconfianza  hacia

               cualquiera  que  viniera  de  afuera.  «Nunca  hables  con  extraños»,  el  famoso
               diálogo  de  El  maestro  y  Margarita,  era  un  artículo  de  fe  en  la  Unión

               Soviética.  Sobchak  vivía  lo  que  admitía  era  la  vida  minoritaria  de  los
               intelectuales,  cómoda  y  «cada  vez  más  circunscrita»,  y,  cuando  hacía
               campaña fuera de su ámbito, descubría lo poco que sabía sobre cómo vivían
               las personas en general.[22]


                    Una vez elegido, Sobchak causó una buena impresión cuando el Congreso
               de los Diputados del Pueblo se reunió en la primavera de 1989. Se sumó a un
               bloque  de  legisladores  reformistas  que  incluía  a  Andréi  Sájarov,  el  físico

               disidente, y a Boris Yeltsin, el fornido funcionario  de  partido  que  se  había
               convertido  en  el  primer  secretario  de  Moscú,  y  hostigó,  con  pasión  y

               elocuencia,  a  la  dirigencia  soviética,  los  militares  y  el  KGB  en  audiencias
               públicas que fueron transmitidas en todo el vasto país. Sobchak presidía una
               investigación sobre la matanza de veinte personas durante una manifestación
               antisoviética  el  9  de  abril  en  Tiflis,  capital  de  Georgia,  y  expuso  así  la

               mendacidad de la versión oficial respecto de la mano dura utilizada allí por la
               milicia. La turbulencia de 1989 se había extendido ahora a la Unión Soviética

               en sí, y había agitación en Lituania, Azerbaiyán y Armenia. A pesar de sus
               últimos, violentos esfuerzos para reprimir el fervor, las autoridades soviéticas
               ya no ejercían suficiente poder para mantener unido al sistema.[23]

                    Un  mes  después  del  regreso  de  los  Putin,  Leningrado  eligió  un  nuevo

               concejo  municipal.  Suficientes  reformistas  y  candidatos  independientes
               ganaron  como  para  romper  el  monopolio  del  Partido  Comunista  sobre  el
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