Page 71 - El nuevo zar
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último escolta del KGB. Para un veterano del KGB de cierta edad, el puesto
en la universidad quizás hubiese sido una sinecura cómoda y sin exigencias;
sin embargo, para un teniente coronel de solo treinta y siete años y aún con
tiempo de servicio por delante, parecía un callejón sin salida. Ahora tenía
pocas posibilidades de obtener otra asignación en el exterior: el KGB se
estaba reduciendo en tamaño, y sus logros apenas merecían un puesto. De ese
modo, su carrera en inteligencia exterior llegaba estrellándose a su final. Ni
siquiera Matvéiev podía tenderle una mano y ascenderlo. Le dijo a Serguéi
Rolduguin que planeaba dejar el KGB del todo, aunque Rolduguin tenía sus
dudas. «No existe tal cosa como un exagente de inteligencia», le dijo. Sentía
compasión por el enfado y desconcierto de su amigo, pero también entendía
su mentalidad. «Puedes dejar de trabajar en esa organización, pero su
cosmovisión y pensamiento se te quedan adheridos en la cabeza.»[19]
Leningrado había cambiado poco externamente, pero la perestroika le
infundía vida nueva a la política de la ciudad. En marzo de 1989, mientras los
Putin todavía estaban en Dresde, las ciudades de toda la Unión Soviética
celebraron las primeras elecciones con distintos candidatos de la historia del
país para elegir representantes para un nuevo semiparlamento, el Congreso de
los Diputados del Pueblo. En lugar de refrendar automáticamente a los líderes
del Partido Comunista, como siempre se hacía en las elecciones soviéticas, los
votantes en Leningrado se rebelaron y rechazaron a los cinco candidatos
principales, incluido el líder del partido en la ciudad, Yuri Soloviev.[20] Uno
de los elegidos en su lugar fue un profesor de Derecho, alto y carismático, del
alma mater de Vladímir Putin, Anatoli Sobchak. Nacido en la Siberia
profunda y educado en Leningrado, Sobchak ya había ganado prominencia
como crítico del sistema soviético. Escribía profusamente y apoyaba reformas
de mercado y el Estado de derecho; su tesis doctoral había sido rechazada por
ser considerada políticamente incorrecta. Los colegas de la Facultad de
Derecho de Sobchak lo habían nominado inesperadamente para ser uno de los
cuatro candidatos del distrito de la universidad en la isla Vasílievski, que
también incluía el crecido astillero báltico y miles de estibadores y
constructores navales. A pesar de los esfuerzos del Partido Comunista para
cribar a los candidatos opositores, Sobchak logró posicionarse segundo en una
especie de reunión electoral política realizada en el Palacio de Cultura del