Page 79 - El nuevo zar
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unión  que  disolvería  en  forma  efectiva  el  Estado  soviético  central.  Mijaíl
               Gorbachov,  Boris  Yeltsin  y  el  líder  del  partido  en  Kazajistán,  Nursultán
               Nazarbáyev, habían negociado en secreto el acuerdo para transferir funciones
               del  Gobierno  central  a  las  repúblicas  soviéticas  individuales,  con  lo  cual

               debilitaban notablemente la autoridad central del Kremlin.

                    La ceremonia nunca se llevó a cabo. Esa noche, dentro del Kremlin, un
               grupo de intransigentes ya había puesto en marcha un golpe de Estado, que

               dejó  a  Gorbachov  bajo  arresto  domiciliario  en  su  casa  de  vacaciones  en
               Crimea  y  en  el  que  se  estableció  el  Comité  Estatal  para  el  Estado  de
               Emergencia. Los líderes del golpe incluían al vicepresidente de Gorbachov,

               Guenadi Yanáyev, el primer ministro, los ministros de Defensa y del Interior,
               y Vladímir Kriuchkov, el antiguo jefe de inteligencia exterior y ahora director
               del KGB. Sus órdenes formales para que los militares y el KGB tomaran el

               control fueron emitidas a las cuatro de la mañana del 19 de agosto.

                    Los Putin se enteraron de la noticia del mismo modo que la mayoría en el
               país:  primero  a  través  de  una  serie  de  anuncios  radiofónicos  y,  luego,  en

               informativos  especiales  en  la  televisión  estatal  que  interrumpieron  la
               transmisión de El lago de los cisnes. Sobchak despertó en su habitación de
               hotel en Moscú cuando un amigo lo llamó por teléfono desde Kazajistán para

               contarle la noticia. Tanques y paracaidistas en vehículos armados ya habían
               infestado las calles de Moscú. Sobchak, con guardias y un chofer, fue hasta la
               dacha de Yeltsin y se unió a los líderes del recientemente elegido Parlamento

               ruso para organizar la resistencia. El nombre de Sobchak, como el de Yeltsin,
               estaba  en  la  lista  de  órdenes  de  arresto  del  KGB,  pero  los  arrestos  nunca

               comenzaron.  Yeltsin  instó  a  Sobchak  a  regresar  a  Leningrado  y  liderar  la
               oposición al golpe desde allí. Sobchak, junto con un solo guardia, logró llegar
               al  aeropuerto  de  Sheremétievo  y  reservar  el  siguiente  vuelo  regular
               programado hacia Leningrado. Los que tramaron el golpe, pese al declarado

               estado de emergencia, permitieron que la vida continuara más o menos con
               normalidad, incluso el servicio aéreo habitual. Los tres oficiales del KGB que

               lo  encontraron  en  el  vestíbulo  del  aeropuerto  tenían  órdenes  de  arrestarlo,
               pero simplemente desobedecieron y esperaron con él hasta que embarcó. «Así
               que ahora tenía cuatro guardias, tres con ametralladoras», recordó Sobchak.
               [38] El golpe de Estado que tanto habían temido los reformistas se convertía

               ahora en una farsa.

                    En  Leningrado,  el  comandante  militar  de  la  ciudad,  el  coronel  general
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