Page 87 - El nuevo zar
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LOS ESPÍAS QUE VIENEN DEL
FRÍO
En 1991, Ígor Shadjan estuvo cuatro meses filmando un documental en
Norilsk, la inhóspita ciudad industrial en el norte lejano de Siberia. Este lugar,
sobre el círculo polar ártico, era apenas habitable, pero debajo yacían algunos
de los minerales más valiosos de la Tierra: níquel, cobre y otros metales. A
comienzos de la década de 1930, la Unión Soviética construyó un
campamento para prisioneros y, luego, una ciudad para extraer la riqueza de
las minas, que se extendían por kilómetros bajo tierra. Shadjan estaba allí para
documentar una verdad más oscura, que nunca hubiese sido revelada antes de
la glásnost: Norilsk no era una gloriosa conquista soviética de la naturaleza:
era una isla congelada y desolada del archipiélago Gulag, construida sobre los
huesos de los que no sobrevivieron.
Shadjan, de cincuenta y un años e incipiente calvicie, era nativo de
Leningrado. Alcanzó fama como director de una serie de televisión, Prueba
para adultos, que comenzó en 1979 y aún se encontraba en el aire en 1991.
En ella, filmaba entrevistas con un grupo de diez niños y sus padres, trazando
la evolución de sus vidas a lo largo de los años. El talento de Shadjan era su
capacidad para conversar: lograba sonsacar las expectativas de sus sujetos en
entrevistas amables que evitaban temas que tal vez hubiesen ofendido a los
censores de los años de Brézhnev, pero que resultaban reveladoras de todos
modos. Tenía pensado convertir sus entrevistas con los sobrevivientes del
gulag en Norilsk en una serie nueva, que se llamaría Nieve: Mi destino, pero
el director general de su canal, Dmitri Rozhdéstvenski, tenía en mente para él