Page 70 - Cómo hacer que te pasen cosas buenas: Entiende tu cerebro, gestiona tus emociones, mejora tu vida (Spanish Edition)
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LA DEPRESIÓN


                 La  depresión  es  la  enfermedad  de  nuestro  tiempo.  Realmente  resulta  más  correcto
              hablar de depresiones en plural, ya que existen múltiples tipos que pueden llegar a aflorar
              en  la  realidad  clínica.  Las  depresiones  constituyen  en  la  actualidad  una  de  las  grandes
              epidemias  de  la  sociedad  moderna.  En  España  existen  en  torno  a  los  dos  millones  y
              medio de personas que la padecen.
                 Es una enfermedad y como tal tiene unas causas, unos síntomas, un pronóstico, un
              tratamiento  y,  en  algunos  casos,  una  posible  prevención.  Existen  dos  tipos:  las
              depresiones  endógenas  y  las  exógenas.  Entre  ellas  cabe  un  espectro  intermedio,  las
              formas mixtas. Por otra parte, existen depresiones reactivas. Son debidas a motivos de la
              vida misma.
                 Hoy en día se cree que todo ello está más entremezclado de lo que se suponía hace
              unos  años.  Existen  varios  circuitos  neuronales  implicados  en  la  depresión,  los  más
              estudiados son los monoaminérgicos —serotonina, dopamina y noradrenalina—; pero no
              está  demostrado  que  ninguno  de  estos  circuitos  posea  una  degeneración  o  disfunción
              clara responsable de la sintomatología —como sucede en la enfermedad de Alzheimer,
              Parkinson u otras enfermedades neurológicas—.
                 Algunos postulan hoy que la hipótesis neurobiológica de la depresión tiene relación con
              la neuroplasticidad en los circuitos encargados de las funciones emocionales y cognitivas.
              Es  decir,  hablaríamos  más  de  un  trastorno  en  los  circuitos  que  en  los  propios
              transmisores en sí.





                 La depresión es la enfermedad de la tristeza. En ella pueden converger una
                 infinidad  de  síntomas  negativos:  pena,  abatimiento,  apatía,  desgana,
                 desilusión,  falta  de  ganas  de  vivir,  abulia  y  anergia  —falta  energía  para
                 realizar  cualquier  actividad—,  ideación  suicida,  problemas  de  sueño  y  de
                 atención y concentración.





                 La  depresión  deja  sin  energías,  sin  ganas  de  hacer  nada.  Sus  síntomas  son  muy
              variados  y  oscilan  entre  lo  físico  —dolores  de  cabeza,  opresión  precordial  o  molestias
              difusas  desparramadas  por  toda  la  geografía  corporal—,  psicológicos  —lo  más
              importante es el bajón anímico, aunque también es frecuente la falta de visión de futuro,
              ya que todo se vuelve negativo ajedrezado por sentimientos de culpa—, de conducta —
              paralización  y  bloqueo  del  comportamiento,  aislamiento—,  cognitivos  —fallos  de
              concentración  y  de  memoria;  ideas  y  pensamientos  sombríos—,  que  deforman  la
              percepción de la realidad en nuestra contra, y sociales —también se les llama asertivos:
              se desdibujan y pierden las habilidades sociales y el trato y la comunicación interpersonal




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