Page 137 - MARX DOSCIENTOS AÑOS DESPUÉS (2018)
P. 137

Marx: doscientos años después (1818-2018)

            Queriendo  ser  el  trabajo  una  actividad  humanizante,  en  la
            medida  en  que  se  objetiva,  el  trabajo  y  el  producto  del
            mismo,  el  trabajador  termina  en  una  condición  de
            enajenación  y  el  trabajo  se  constituye  en  una  actividad
            impuesta.  Ahora  bien,  a  pesar  de  que  el  sistema  de
            producción  se  precariza  en  las  relaciones  de  producción
            capitalista,  Marx  resaltó  la  producción  material  como
            necesidad  social:  “individuos  que  producen  en  sociedad,  o
            sea la producción de los individuos socialmente determinada”
            (Marx,  1989,  p.  33),  idea  que  se  establece  como  punto  de
            partida de su análisis crítico de la economía política y, a la
            vez,  constituye  una  ley  histórica:  “cuanto  más  lejos  nos
            remontamos en la historia, tanto más aparece el individuo –y
            por  consiguiente  también  el  individuo  productor-  como
            dependiente  y  formando  parte  de  un  todo  mayor”  (Marx,
            1989, p. 34), reconociendo entonces el  determinismo social
            de  los  individuos,  que  permite  entender  su  naturaleza
            colectiva  y  la  eliminación  de  los  intereses  meramente
            individualistas.  Se  entiende  en  Marx  que  los  intereses
            individuales  coinciden,  de  manera  más  elevada,  con  los
            colectivos.

            No obstante, el pensamiento de Marx, más allá de proponer
            una forma de organización económica y política alternativa a
            las  características  del  modelo  liberal,  apostó  por  una
            reivindicación  de  la  emancipación  humana.  Como  muestra
            Fromm (2012):

               …el concepto del hombre activo, productivo, que capta y
               abarca  al  mundo  objetivo  con  sus  propias  facultades  no
               puede  ser  plenamente comprendido  sin  el  concepto de  la
               negación de la productividad: la enajenación. Para Marx,
               la historia de la humanidad es una historia del desarrollo
               creciente del hombre y, al mismo tiempo, de su creciente
               enajenación. (P. 55)



                                       137
   132   133   134   135   136   137   138   139   140   141   142