Page 102 - El Hobbit
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Al cabo de un buen rato, las águilas divisaron sin duda el punto al que se dirigían,
aún desde aquellas alturas, pues empezaron a volar en círculos, descendiendo en
amplias espirales. Bajaron así un tiempo, y al final el hobbit abrió de nuevo los
ojos. La tierra estaba mucho más cercana, y debajo había árboles que parecían
olmos y robles, y amplias praderas, y un río que lo atravesaba todo. Pero
sobresaliendo del terreno, justo en el curso del río que allí serpenteaba, había una
gran roca, casi una colina de piedra, como una última avanzada de las montañas
distantes, o un enorme peñasco arrojado millas adentro en la llanura por algún
gigante entre gigantes.