Page 230 - El Hobbit
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sido él quien descubriera el punto débil del dragón; y esto también era justo, pues
nadie lo sabía. Pero no tuvo en cuenta el poder del oro que un dragón ha cuidado
durante mucho tiempo, ni los corazones de los enanos. En los últimos días Thorin
había pasado largas horas en la sala del tesoro, y la avaricia le endurecía ahora el
corazón. Aunque buscaba sobre todo la Piedra del Arca, sabía apreciar las otras
muchas cosas maravillosas que allí había, unidas por viejos recuerdos a los
trabajos y penas de los enanos.
—Has puesto la peor de tus razones en el lugar último y más importante —
respondió Thorin—. Al tesoro de mi pueblo, ningún hombre tiene derecho, pues
Smaug nos arrebató junto con él la vida o el hogar. El tesoro no era suyo, y los
actos malvados de Smaug no han de ser reparados con una parte. El precio por
las mercancías y la ayuda recibida de los Hombres del Lago lo pagaremos con
largueza… cuando llegue el momento. Pero no daremos nada, ni siquiera lo que
vale una hogaza de pan, bajo amenaza o por la fuerza. Mientras una hueste
armada esté aquí acosándonos, os consideraremos enemigos y ladrones.
» Y te preguntaría además qué parte de nuestra herencia habrías dado a los
enanos si hubieras encontrado el tesoro sin vigilancia y a nosotros muertos.
—Una pregunta justa —respondió Bardo—. Pero vosotros no estáis muertos y
nosotros no somos ladrones. Por otra parte, los ricos podrían compadecerse de los
menesterosos que les ofrecieron ayuda cuando ellos pasaban necesidad. Y aún
no has respondido a mis otras demandas.
—No parlamentaré, como ya he dicho, con hombres armados a mi puerta. Y
de ningún modo con la gente del Rey Elfo, a quien recuerdo con poca simpatía.
En esta discusión, él no tiene parte. ¡Aléjate ahora, antes de que nuestras flechas
vuelen! Y si has de volver a hablar conmigo, primero manda la hueste élfica a
los bosques a que pertenecen, y regresa entonces, deponiendo las armas antes de
acercarte al umbral.
—El Rey Elfo es mi amigo, y ha socorrido a la gente del Lago cuando era
necesario, sólo obligado por la amistad —respondió Bardo—. Te daremos tiempo
para arrepentirte de tus palabras. ¡Recobra tu sabiduría antes que volvamos! —
luego Bardo partió y regresó al campamento.
Antes de que hubiesen pasado muchas horas, volvieron los portaestandartes, y
los trompeteros se adelantaron y soplaron.
—En nombre de Esgaroth y el Bosque —gritó uno—, hablamos a Thorin hijo
de Thrain, Escudo de Roble, que se dice Rey bajo la Montaña, y le pedimos que
reconsidere las reclamaciones que han sido presentadas o será declarado nuestro
enemigo. Entregará, por lo menos, la doceava parte del tesoro a Bardo, por haber
matado a Smaug y como heredero de Girion. Con esa parte, Bardo ayudará a
Esgaroth; pero si Thorin quiere tener la amistad y el respeto de las tierras de
alrededor, como los tuvieron sus antecesores, también él dará algo para alivio de
los Hombres del Lago.