Page 91 - El Hobbit
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Dori bajó realmente del árbol y ayudó a que Bilbo se le trepase a la espalda.
        En ese preciso momento los lobos irrumpieron aullando en el claro. De pronto
      hubo cientos de ojos observándolos desde las sombras. Pero Dori no soltó a Bilbo.
      Esperó a que trepara de los hombros a las ramas, y luego saltó. ¡Justo a tiempo!
      Un lobo le echó una dentellada a la capa cuando aún se columpiaba en la rama
      de  abajo  y  casi  lo  alcanzó.  Un  minuto  después  una  manada  entera  gruñía
      alrededor del árbol y saltaba hacia el tronco, los ojos encendidos y las lenguas
      fuera.
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