Page 385 - El Señor de los Anillos
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—¡Malditos enanos, qué testarudos son! —dijo Legolas.
—¡Un momento! —dijo Aragorn—. Si he de continuar guiando esta
Compañía, haréis lo que yo ordene. Es duro para el enano que lo pongan así
aparte. Iremos todos vendados, aun Legolas. Será lo mejor, aunque el viaje
parecerá lento y aburrido.
Gimli rió de pronto.
—¡Qué tropilla de tontos pareceremos! Haldir nos llevará a todos atados a
una cuerda, como mendigos ciegos guiados por un perro. Pero si Legolas
comparte mi ceguera, me declaro satisfecho.
—Soy un elfo y un hermano aquí —dijo Legolas, ahora también enojado.
—Y ahora gritemos: ¡malditos elfos, qué testarudos son! —dijo Aragorn—.
Pero toda la Compañía compartirá esa suerte. Ven, Haldir, véndanos los ojos.
—Exigiré plena reparación por cada caída y lastimadura en los pies —dijo
Gimli mientras le tapaban los ojos con una tela.
—No será necesario —dijo Haldir—. Te conduciré bien y las sendas son
llanas y rectas.
—¡Ay, qué tiempos de desatino! —dijo Legolas—. ¡Todos somos aquí
enemigos del único enemigo y sin embargo hemos de caminar a ciegas mientras
el sol es alegre en los bosques bajo hojas de oro!
—Quizá parezca un desatino —dijo Haldir—. En verdad nada revela tan
claramente el poder del Señor Oscuro como las dudas que dividen a quienes se le
oponen. Sin embargo, hay tan poca fe y verdad en el mundo más allá de
Lothlórien, excepto quizás en Rivendel, que no nos atrevemos a tener confianza,
exponiéndonos a alguna contingencia. Vivimos ahora como en una isla, rodeados
de peligro, y nuestras manos están más a menudo sobre los arcos que en las
arpas.
» Los ríos nos defendieron mucho tiempo, pero ya no son una protección
segura, pues la Sombra se ha arrastrado hacia el norte, todo alrededor de
nosotros. Algunos hablan de partir, aunque para eso ya es demasiado tarde. En
las montañas del oeste aumenta el mal; las tierras del este son regiones desoladas,
donde pululan las criaturas de Sauron; y se dice que no podríamos pasar sanos y
salvos por Rohan y que las bocas del Río Grande están vigiladas por el enemigo.
Aunque pudiéramos llegar al mar, no encontraríamos allí protección alguna. Se
cuenta que los puertos de los Altos Elfos existen todavía, pero están muy al norte
y al oeste, más allá de la tierra de los medianos. Dónde se encuentran en verdad,
quizá lo sepan el Señor y la Dama; yo lo ignoro.
—Tendrías que adivinarlo por lo menos, ya que nos habéis visto —dijo Merry
—. Hay puertos de elfos al oeste de mi tierra, la Comarca, donde viven los
hobbits.
—¡Felices los hobbits que viven cerca de la orilla del mar! —dijo Haldir—.
Ha pasado mucho tiempo en verdad desde que mi gente vio el mar por última