Page 525 - El Señor de los Anillos
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senderos y algunos seguían ahora a Bárbol. Cuando se acercaron, los hobbits los
miraron con curiosidad. Habían esperado ver un cierto número de criaturas
parecidas a Bárbol así como un hobbit se parece a otro (al menos a los ojos de un
extranjero) y les sorprendió mucho encontrarse con algo muy distinto. Los ents
eran tan diferentes entre sí como un árbol de otro árbol: algunos tan diferentes
como árboles del mismo nombre, pero que no han crecido del mismo modo y no
tienen la misma historia; y algunos tan diferentes como si pertenecieran a
distintas familias de árboles, como el abedul y el haya, el roble y el abeto. Había
unos pocos ents muy viejos, barbudos y nudosos, como árboles vigorosos pero de
mucha edad (aunque ninguno parecía tan viejo como Bárbol), y había ents
robustos y altos, bien ramificados y de piel lisa como árboles del bosque en la
plenitud de la edad; pero no se veían ents jóvenes, ningún renuevo. Eran en total
unas dos docenas de pie en las hierbas del valle y otros tantos llegaban ahora.
Al principio, a Merry y Pippin les sorprendió sobre todo la variedad de lo que
veían: las muchas formas, los colores, las diferencias en el talle, la altura y el
largo de los brazos y piernas; y en el número de dedos en los pies (de tres a
nueve). Algunos eran quizá parientes de Bárbol y parecían hayas o robles. Pero
los había de distintas especies. Algunos recordaban el castaño: Ents de piel parda
con manos grandes y dedos abiertos y piernas cortas y macizas; otros el fresno:
Ents altos, rectos y grises con manos de muchos dedos y piernas largas; algunos
el abeto (los ents más altos) y otros el abedul, el pino y el tilo. Pero cuando todos
los ents se reunieron alrededor de Bárbol, inclinando ligeramente las cabezas,
murmurando con aquellas voces lentas y musicales y mirando alrededor larga y
seriamente a los extraños, entonces los hobbits vieron que todos eran de la misma
condición y que todos tenían los mismos ojos: no siempre tan viejos y profundos
como los de Bárbol, pero con la misma expresión lenta, firme y pensativa y el
mismo centelleo verde.
Tan pronto como toda la compañía estuvo reunida, de pie en un amplio
círculo alrededor de Bárbol, se inició una curiosa e ininteligible conversación. Los
ents se pusieron a murmurar lentamente: primero uno y luego otro, hasta que
todos estuvieron cantando juntos en una cadencia larga que subía y bajaba, ahora
más alta en un sector del círculo, ahora muriendo aquí y creciendo y resonando
en algún otro sitio. Aunque Pippin no podía distinguir o entender ninguna de las
palabras —suponía que el lenguaje era éntico—, el sonido le pareció muy
agradable al principio, aunque poco a poco dejó de prestar atención. Al cabo de
mucho tiempo (y la salmodia no mostraba signos de declinación) se encontró
preguntándose, ya que el éntico era un lenguaje tan poco « apresurado» , si no
estarían aún en los Buen día, y en el caso que Bárbol pasara lista cuánto tiempo
tardarían en entonar todos los nombres. « Me pregunto cómo se dirá sí o no en
éntico» , —se dijo. Bostezó.
Bárbol advirtió en seguida la inquietud de Pippin.