Page 527 - El Señor de los Anillos
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diferencia entre una vieja vaca echada que rumia en paz y un toro que embiste,
      y  el  cambio  puede  ocurrir  de  pronto.  Me  pregunto  si  Bárbol  conseguirá
      despertarlos. Estoy seguro de que lo intentará. Pero no les gusta que los exciten.
      Bárbol se excitó un momento anoche y luego se contuvo otra vez.
        Los hobbits se volvieron. Las voces de los ents todavía se alzaban y bajaban
      en  el  cónclave.  El  sol  había  subido  y  miraba  ahora  por  encima  de  la  cerca;
      brillaba en las copas de los abedules e iluminaba el lado norte del valle con una
      fresca luz amarilla. Allí centelleaba un pequeño manantial. Caminaron a lo largo
      del borde de la concavidad al pie de los árboles perennes —era agradable sentir
      de nuevo la hierba fresca en los pies y no tener prisa— y luego descendieron al
      agua del manantial Bebieron un poco, un trago de agua fresca, fría y acre y se
      sentaron sobre una piedra mohosa, mirando los dibujos del sol en la hierba y las
      sombras  de  las  nubes  que  navegaban  en  el  cielo.  El  murmullo  de  los  ents
      continuaba. El valle parecía un sitio muy extraño y remoto, fuera del mundo y
      alejado de todo lo que habían vivido hasta entonces. Los invadió una profunda
      nostalgia  y  recordaron  con  tristeza  los  rostros  y  las  voces  de  los  otros
      compañeros, especialmente de Frodo y Sam y Trancos.
        Al fin hubo una pausa en las voces de los ents; y alzando los ojos vieron que
      Bárbol venía hacia ellos, con otro ent al lado.
        —Hm, hum, aquí estoy otra vez —dijo Bárbol—. Comenzabais a cansaros y
      a sentir alguna impaciencia, hmm, ¿eh? Bueno, temo que aún no sea tiempo de
      sentirse impaciente. Hemos cumplido la primera etapa, pero todavía falta mucho
      que explicar a aquellos que viven lejos de aquí, lejos de Isengard, y a aquellos
      que  no  pude  ver  antes  de  la  asamblea,  y  luego  habrá  que  decidir  si  se  puede
      hacer algo. Sin embargo, para decidirse a hacer algo, los ents no necesitan tanto
      tiempo como para examinar todos los hechos y acontecimientos sobre los que
      será necesario decidirse. No obstante y de nada serviría negarlo, estaremos aquí
      mucho tiempo todavía: un par de días quizá. De modo que os traje compañía.
      Tiene una casa éntica cerca. Se llama Bregalad, en élfico. Dice que ya se ha
      decidido  y  no  necesita  quedarse  en  la  asamblea.  Hm,  hm,  es  lo  que  más  se
      parece entre nosotros a un ent con prisa. Creo que os entenderéis. ¡Adiós!
        Bárbol dio media vuelta y los dejó.
        Bregalad se quedó un momento mirando a los hobbits con solemnidad; y ellos
      también  lo  miraron,  preguntándose  cuándo  mostraría  algún  signo  de
      « apresuramiento» . Era alto y parecía ser uno de los ents más jóvenes; una piel
      lisa y brillante le cubría los brazos y piernas; tenía labios rojos y el cabello era
      verdegris. Podía inclinarse y balancearse como un árbol joven al viento. Al fin
      habló y con una voz resonante pero más alta y clara que la de Bárbol.
        —Ha,  hum,  ¡vamos  a  dar  un  paseo,  amigos  míos!  —dijo—.  Me  llamo
      Bregalad, lo que en vuestra lengua significa Ramaviva. Pero esto no es más que
      un apodo, por supuesto. Me llaman así desde el momento en que le dije sí a un
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