Page 590 - El Señor de los Anillos
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lecho, la Corriente del Bajo, crecida por la lluvia, se agitó y burbujeó, y se
expandió entre los peñascos en frías lagunas.
—Estará más seco allá arriba —dijo Gimli—. ¡Ven, Gamelin, veamos cómo
marchan las cosas sobre la muralla!
Trepó al adarve y allí encontró a Legolas en compañía de Aragorn y Eomer.
El elfo estaba afilando el largo puñal. Había ahora una breve tregua en el
combate, pues el intento de atacar desde el agua había sido frustrado.
—¡Veintiuno! —dijo Gimli.
—¡Magnífico! —dijo Legolas—. Pero ahora mi cuenta asciende a dos
docenas. Aquí arriba han trabajado los puñales.
Eomer y Aragorn se apoyaban extenuados en las espadas. A lo lejos, a la
izquierda, el fragor y el clamor de la batalla volvía a elevarse en el Peñón. Pero
Cuernavilla se mantenía aún intacta, como una isla en el mar. Las puertas estaban
en ruinas, aunque ningún enemigo había traspuesto aún la barricada de vigas y
piedras.
Aragorn contemplaba las pálidas estrellas y la luna que declinaba ahora por
detrás de las colinas occidentales que cerraban el valle.
—Esta noche es larga como años —dijo—. ¿Cuánto tardará en llegar el día?
—El amanecer no está lejos —dijo Gamelin, que había subido al adarve y se
encontraba ahora al lado de Aragorn—. Pero la luz del día no habrá de
ayudarnos, me temo.
—Sin embargo el amanecer es siempre una esperanza para el hombre —dijo
Aragorn.
—Pero estas criaturas de Isengard, estos semi-orcos y hombres-bestiales
fabricados por las artes inmundas de Saruman, no retrocederán a la luz del sol —
dijo Gamelin—. Tampoco lo harán los montañeses salvajes. ¿No oyes ya sus
voces?
—Las oigo —dijo Eomer—, pero a mis oídos no son más que griteríos de
pájaros y alaridos de bestias.
—Sin embargo hay muchos que gritan en la lengua de las Tierras Pardas —
dijo Gamelin—. Yo la conozco. Es una antigua lengua de los hombres y en otros
tiempos se hablaba en muchos de los valles occidentales de la Marca. ¡Escucha!
Nos odian y están contentos; pues nuestra perdición les parece segura. « ¡El rey,
el rey!» , gritan. « ¡Capturaremos al rey! ¡Muerte para los Forgoil! ¡Muerte para
los Cabeza-de-Paja! ¡Muerte para los ladrones del Norte!» Esos son los nombres
que nos dan. No han olvidado en medio milenio la ofensa que les infligieran los
señores de Gondor al otorgar la Marca a Eorl el Joven y aliarse con él. Este
antiguo odio ha inflamado a Saruman. Y son feroces cuando se excitan. No los
detendrán las luces del alba ni las sombras del crepúsculo, hasta que hayan
tomado prisionero a Théoden, o ellos mismos hayan sucumbido.