Page 810 - El Señor de los Anillos
P. 810
Sin embargo no pudo seguir, todavía no. Se arrodilló, tomó la mano de Frodo y no
la pudo soltar. Y el tiempo pasaba y él seguía allí, de rodillas, estrechando la
mano de Frodo, mientras en su corazón se libraba una batalla.
Trató de reunir las fuerzas necesarias para arrancarse de allí y partir en un
viaje solitario: el viaje vengador. Si al menos pudiera partir, la furia lo llevaría
por todas las rutas del mundo detrás de Gollum, hasta dar por fin con él. Y
entonces Gollum moriría en un rincón. Pero no era eso lo que él pretendía.
Abandonar a su amo sólo por eso no tenía ningún sentido. No le devolvería la
vida. Nada ahora le devolvería la vida. Hubiera sido preferible que murieran
juntos. Y aún así sería también un viaje solitario.
Miró la punta reluciente de la espada. Pensó en los lugares que habían dejado
atrás, la orilla negra, el precipicio que se abría al vacío. Por ese lado no había
salida posible. Sería como no hacer nada, no valía la pena. No era eso lo que él
pretendía.
—Pero entonces ¿qué he de hacer? —gritó de nuevo, y ahora le pareció
conocer exactamente la dura respuesta: Tengo que hacer algo antes del fin.
También un viaje solitario, y el peor.
» ¿Cómo? ¿Yo, solo, ir hasta la Grieta del Destino y todo lo demás? —
Titubeaba aún, pero la resolución crecía—. ¿Cómo? ¿Yo sacarle a él el Anillo? El
Concilio se lo entregó a él.
Pero al instante le llegó la respuesta: « Y el Concilio le dio compañeros, a fin
de que la misión no fracasara. Y tú eres el último que queda de la Compañía. La
misión no puede fracasar.»
—¡Por qué me habrá tocado ser el último! —gimió—. ¡Cuánto daría porque
estuviese aquí el viejo Gandalf, o algún otro! ¿Por qué me habrán dejado solo
para que yo decida? Me equivocaré, estoy seguro. Y no me corresponde a mí
sacarle el Anillo, y ponerme por delante.
» Pero no eres tú quien se pone por delante, te han puesto. Y en cuanto a no
ser la persona adecuada, tampoco lo era el señor Frodo, se podría decir, ni el
señor Bilbo. Tampoco ellos eligieron.
» Pues bien, tengo que decidirlo, y lo decidiré. Aunque estoy seguro de
equivocarme: qué otra cosa puede hacer Sam Gamyi.
» A ver, reflexionemos un poco: si nos encuentran aquí, o si encuentran al
señor Frodo, y con esa cosa encima, bueno, el enemigo se apoderará de él. Y
será el fin de todos nosotros, de Lorien y de Rivendel, y de la Comarca y todo lo
demás. Y no hay tiempo que perder, pues entonces será el fin, de todas maneras.
La guerra ha comenzado, y es muy probable que todo vaya ahora a favor del
enemigo. Imposible regresar con la cosa en busca de permiso o consejo. No, se
trata de quedarse aquí hasta que ellos vengan y me maten sobre el cuerpo de mi
amo, y se apoderen de la cosa, o de tomarla y partir. —Respiró profundamente