Page 964 - El Señor de los Anillos
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entraron en la Sala de la Torre, en busca del Senescal. Y encontraron el sitial
vacío, y delante del estrado yacía Théoden Rey de la Marca, en un lecho de
ceremonia: y doce antorchas rodeaban el lecho, y doce guardias, todos
caballeros de Rohan y de Gondor. Y las colgaduras eran verdes y blancas, pero
el gran manto de oro le cubría el cuerpo hasta la altura del pecho, y allí encima
tenía la espada, y a los pies el escudo. La luz de las antorchas centelleaba en los
cabellos blancos como el sol en la espuma de una fuente, y el rostro del monarca
era joven y hermoso, pero había en él una paz que la juventud no da; y parecía
dormir.
Imrahil permaneció un momento en silencio junto al lecho del rey; luego
preguntó:
—¿Dónde puedo encontrar al Senescal? ¿Y dónde está Mithrandir?
Y uno de los guardias le respondió:
—El Senescal de Gondor está en las Casas de Curación.
Y dijo Eomer:
—¿Dónde está la Dama Eowyn, mi hermana? Tendría que yacer junto al rey,
y con idénticos honores. ¿Dónde la habéis dejado?
E Imrahil respondió:
—La Dama Eowyn vivía aún cuando la trajeron aquí. ¿No lo sabías?
Entonces una esperanza ya perdida renació tan repentinamente en el corazón
de Eomer, y con ella la mordedura de una inquietud y un temor renovados, que
no dijo más, y dando media vuelta abandonó la estancia; y el príncipe salió tras
él. Y cuando llegaron fuera, había caído la noche y el cielo estaba estrellado. Y
vieron venir a Gandalf acompañado por un hombre embozado en una capa gris;
y se reunieron con ellos delante de las puertas de las Casas de Curación.
Y luego de saludar a Gandalf, dijeron:
—Venimos en busca del Senescal, y nos han dicho que se encuentra en esta
casa. ¿Ha sido herido? ¿Y dónde está la Dama Eowyn? Y Gandalf respondió:
—Yace en un lecho de esta casa, y no ha muerto, aunque está cerca de la
muerte. Pero un dardo maligno ha herido al Señor Faramir, como sabéis, y él es
ahora el Senescal; pues Denethor ha muerto, y la casa se ha derrumbado en
cenizas. —Y el relato que hizo Gandalf los llenó de asombro y de aflicción.
Y dijo Imrahil:
—Entonces, si en un solo día Gondor y Rohan han sido privados de sus
señores, habremos conquistado una victoria amarga, una victoria sin júbilo.
Eomer es quien gobierna ahora a los Rohirrim. Mas ¿quién regirá entre tanto los
destinos de la ciudad? ¿No habría que llamar al Señor Aragorn?
El hombre de la capa habló entonces y dijo:
—Ya ha venido. —Y cuando se adelantó hasta la Puerta y a la luz de la
linterna, vieron que era Aragorn, y bajo la capa gris de Lorien vestía la cota de
malla, y llevaba como único emblema la piedra verde de Galadriel—. Si he