Page 980 - El Señor de los Anillos
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—Tales predicciones escapan a la visión de los enanos —dijo Gimli—. Pero
      en verdad poderoso fue Aragorn aquel día. Sí, toda la flota negra se encontraba
      en sus manos; y eligió para él la mayor de las naves, y subió a bordo. Entonces
      hizo sonar un gran coro de trompetas tomadas al enemigo; y el Ejército de las
      Sombras se replegó hasta la orilla. Y allí permanecieron, inmóviles y silenciosos,
      casi invisibles excepto un fulgor rojo en las pupilas, que reflejaban los incendios
      de las naves. Y Aragorn habló entonces a los Muertos, gritando con voz fuerte.
        » "¡Escuchad  ahora  las  palabras  del  Heredero  de  Isildur!  Habéis  cumplido
      vuestro juramento. ¡Retornad, y no volváis a perturbar el reposo de los valles!
      ¡Partid, y descansad!"
        » Y entonces, el Rey de los Muertos se adelantó, y rompió la lanza, en dos y
      arrojó al suelo los pedazos. Luego se inclinó en una reverencia, y dando media
      vuelta se alejó; y todo el ejército siguió detrás de él, y se desvaneció como una
      niebla arrastrada por un viento súbito; y yo me sentí como si despertara de un
      sueño.
        » Esa  noche,  nosotros  descansamos  mientras  otros  trabajaban.  Porque
      muchos de los cautivos y esclavos liberados eran antiguos habitantes de Gondor,
      capturados  por  el  enemigo  en  correrías;  y  no  tardó  en  congregarse  una  gran
      multitud, formada por hombres que llegaban de Lebennin y del Ethir, y Angbor
      de Lamedon vino con todos los caballeros que había podido reunir. Ahora que el
      temor a los Muertos había desaparecido, todos acudían en nuestra ayuda y a ver
      al Heredero de Isildur; pues el rumor de ese nombre se había extendido como un
      fuego en la oscuridad.
        » Y hemos llegado casi al final de nuestra historia. En las últimas horas de la
      tarde y durante la noche se repararon y equiparon numerosos navíos; y por la
      mañana la flota pudo zarpar. Ahora parece que hubiera pasado mucho tiempo, y
      sin embargo fue sólo en la mañana de anteayer, el sexto día desde que partimos
      del Sagrario. Pero Aragorn temía aún que el tiempo fuese demasiado corto.
        » "Hay  cuarenta  y  dos  leguas  desde  Pelargir  hasta  los  fondeaderos  del
      Harlond", dijo. "Es preciso, sin embargo, que mañana lleguemos al Harlond, o
      fracasaremos por completo."
        » Ahora los que manejaban los remos eran hombres libres, y trabajaban con
      hombradía;  sin  embargo,  remontábamos  con  lentitud  el  Río  Grande,  pues
      teníamos que luchar contra la corriente, y aunque no es rápida en el sur, el viento
      no  nos  ayudaba.  A  mí  se  me  habría  encogido  el  corazón,  a  pesar  de  nuestra
      reciente victoria en los puertos, si Legolas no hubiese reído de pronto.
        » "¡Arriba  esas  barbas,  hijo  de  Durin!",  exclamó.  "Porque  se  ha  dicho:
      Cuando todo está perdido, llega a menudo la esperanza.
        » Pero qué esperanza veía él a lo lejos, no me lo quiso decir. Llegó la noche,
      y  la  oscuridad  creció  y  estábamos  impacientes,  pues  allá  lejos  en  el  norte
      veíamos bajo la nube un resplandor rojizo; y Aragorn dijo: "Minas Tirith está en
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