Page 17 - Dialectica
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La l´ ogica como imagen del universo
simult´ aneamente; el insulto y el elogio son dos aspectos de la misa ac-
titud; las buenas situaciones (como apresurarse) tambi´ en pueden ser
malas. Las lenguas naturales hacen un uso espont´ aneo de esta unidad
de los contrarios y esto se observa a trav´ es de los siglos y las lenguas.
La unidad y lucha de los contrarios
Las conjunciones adversativas plantean un desaf´ ıo l´ ogico formida-
ble. Es frecuente interpretar las conjunciones adversativas como varian-
tes de la funci´ on l´ ogica Y. Seg´ un esta manera de actuar, una expresi´ on
del tipo:
a pero b
suele ser interpretada como a Y b con el agregado que se debe advertir
especialmente la presencia de b en el enunciado. Vale la pena destacar
que por esta raz´ on existe una cierta asimetr´ ıa en el papel de los dos
elementos, a y b. En muchos casos esta es la interpretaci´ on de las con-
junciones adversativas, pero no se agota aqu´ ı su empleo. Por esta raz´ on
presentaremos algunos ejemplos que ilustren nuevas situaciones. Con-
sideremos estos ejemplos:
Los que aman, odian 20
En este caso se establece que el amor es inseparable del odio, pero
no cabe duda que estos dos enunciados son: “los que aman, [tambi´ en,
pero] odian” y “los que odian, [tambi´ en, pero] aman”, el orden parece
ser indiferente, dice lo mismo.
La posibilidad de construir enunciados con doble interpretaci´ on es
otro de los usos de la conjunci´ on pero. En el siguiente chiste, citado
por Sigmund Freud (1856, 1939), se la emplea con otra funci´ on:
Seren´ ısimo recorre sus Estados. Entre la gente que acude a
visitarlo, ve un individuo que se le parece extraordinaria-
mente. Le hace acercarse y le pregunta:
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Se trata del t´ ıtulo de una novela de Adolfo Bioy Casares y Silvina Ocampo (1946).
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