Page 16 - Diálogos Psicoanálisis Número 1
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En cada uno de estos intentos y más, se deja un resto de lo perdido, un plus de goce, pues no abría goce sino en
relación con la pérdida del goce mismo. Y a falta de un significante que responda por él dentro del orden
simbólico, el goce puede hacerse presente desbordando las barreras del “lenguaje” que lo contienen
(Daniel Gerber 2007, 46). La mayoría, cuando llegamos a un espacio analítico por primera ocasión, llegamos
creyendo saber el motivo de nuestra consulta, manifestando las causas de la asistencia con el analista, como si
de verdad se conociera el motivo de nuestro sufrimiento. Aquel que tiene una demanda de análisis, de
conocerse, de hablarse, de escucharse, sufre, y a diferencia del dolor, del sufrimiento se desconocen las causas.
Esta instancia regida bajo el principio de placer nos acompañará siempre, y ese resto que queda allí, como
sobrante, es el que nos posibilita seguir buscando, pues la insistencia y la creencia de que encontrar la
completud es posible es lo que nos enferma, el sujeto le teme a la falta del Otro, por qué la revelación de la falta
del Otro refleja la suya propia.
El síntoma no es su verdad, no hay verdad absoluta, aunque el síntoma sea una manera de gozar de su verdad.
El psicoanálisis permite poner en manifiesto que no existe verdad absoluta, permite pasar de lo imposible a la
imposibilidad del saber, imposibilidad de saber la verdad toda, en el análisis no únicamente vamos a saber,
incluso queremos saber de más, pero recordemos que ese más que falta ya quedó por fuera, quedó como uno
menos de la cadena significante.
Necesidad, demanda y deseo la tríada que se juega en el dispositivo analítico, pues si yo no conozco la
verdad al menos tiene que existir uno que si la tenga, que si sepa S.ss.S. Bienaventurados aquellos que se
embarcan a la odisea, a sabiendas de que no existe tierra prometida, pues quien se compromete con la regla
fundamental, no únicamente es inducido por la insistencia y deuda simbólica del significante, sino encaminado
firmemente hacia lo imposible de decir, a rendirse ante el no todo, no siempre, a sostener que no hay todas las
palabras, ni todas las respuestas a preguntas infinitas, pero esa renuncia es necesariamente la renuncia más
dolorosa, por qué entonces estarías renunciando a lo que persistente llevabas buscando.
Referencias:
1. Obras completas. Inhibición, síntoma y angustia. ( 1926 [1925]) Sigmund Freud p. 86
2. Op citt p. 95
3. Op citt
4. Estudio sobre el síntoma. 1996 Silvia Elena Tendlarz p. 15
5. Sujeto y estructura 2008 Helí Morales p. 348
6. Discurso y verdad 2007 Daniel Gerber p. 46
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