Page 22 - Diálogos Psicoanálisis Número 1
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6.    Aquel que ahora mira y reconoce, y que es él mismo, es percibido sin descoordinación, sin fragmentación.
            La  imagen  aparece  como  entera,  unificada. Al  asumir  esta  unidad  surge  a  la  vez  la  premisa  de haber
            estado  fragmentado  con  anterioridad.  Cuando  se  establece  la  diferencia  se  establece  la  no  diferencia.
            Si ahora no tengo el cuerpo fragmentado, es porque antes sí lo tenía. La fragmentación consiste en ser un

            organismo inacabado, descoordinado, pero de la que tampoco se tenía noción pues en la indiferenciación
            tampoco existe con qué comparar. A posteriori, se da cuenta de que hubo fragmentación.

      7.    Esa  unificación  es  señalada  por  todo  lo  que  la  madre,  en  su  discurso  (lenguaje),  señala  que  es  él.
            La imagen del espejo se convierte en imago, imagen a partir de la cual puede decir ―yo soy él‖, primera

            identificación imaginaria, base de las posteriores identificaciones que irán constituyendo al yo.
            De  la  misma  manera  que  para  Lacan,  para  Freud,  el  yo  es  una  superposición  de  identificaciones

            imaginarias.

      8.    Se  construye  la  idea  de  cuerpo,  antes  todo  estaba  fragmentado  (no  se era),  ahora  es  y  es  un  cuerpo.
            La  afectación  de  la  diferencia  conlleva  la  erogenización  del  cuerpo.  El  organismo  deviene  cuerpo.
            El ente indiferenciado deviene yo.

                                                               Sin  embargo,  al  mismo  tiempo  que  se  va

                                                               constituyendo  el  yo,  se  lleva  a  cabo  un  proceso
                                                               profundamente alienante. Por un lado, aquel que
                                                               se reconoce como yo, no está fragmentado, no está
                                                               inmaduro, el del espejo representa un    estado ideal
                                                               de madurez, de coordinación, de completud. El yo


                                                               ideal  es  del  orden  de  lo  imaginario,  narcisismo
                                                               primario que se constituye según Freud, el yo (moi)
                                                               perfecto, ―yo soy el mejor‖. La imago resultante que
                                                               implica la identificación (el que está en el espejo soy

                                                               yo-moi) es poderosa, fascinante, cautivante, cargada
                                                               de  libido  narcisista.  De  esta  manera,  el  yo  se
                                                               establece como matriz de identificaciones.

      Al asumir esta imagen, se dice que el niño se precipita, se anticipa a ver una totalidad donde no la hay, se
      adjudica ser algo que no es, quedando atrapado en un artificio, en una ilusión, en una ficción. Alienado quiere

      decir, que me coloco en la imagen en donde no estoy, que no me corresponde. La Gestalt y el discurso de la
      madre conllevan al engaño, sin embargo, esto proporciona un gran poder a la imagen. Y da pauta para el cogito
      cartesiano: ―donde el yo piensa, es‖. Un ejemplo claro y reciente del poder de la imagen y la identificación: el
      mundial de fútbol. Cuando estaba en juego, o su completud o la nuestra, Corea era el equipo rival por vencer.

      Pero cuando este equipo contribuyó a no ver nuestra propia incompletud, se redujo la distancia y pudimos
      identificarnos, ¡ahora resulta que los amamos!

      El yo(moi) se constituye como una imagen y así adquiere una función de desconocimiento, de desconocimiento
      de lo que soy y de mi deseo, desconocimiento de aquello que me determina; función de imagen especular por-

      que imaginariamente “si soy yo”, es decir, función de lo imaginario. En este sentido el yo es sintomático, lo
      que pretende es ocultar lo inconsciente, ocultar al sujeto.

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