Page 140 - Dune
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—¡Fremen!
               Pero recordó las palabras de la leyenda: «El Lisan al-Gaib sabrá ver a través de
           cualquier subterfugio».

               —Seguramente  ya  habrán  muerto  ahora,  joven  Señor  —dijo  el  hombre  de  las
           dunas—. No tendríamos que hablar mal de ellos.
               Pero Paul seguía percibiendo la mentira en sus voces, y la amenaza que había

           hecho que Halleck se situara a su lado para protegerle.
               —Es un lugar terrible para morir —dijo Paul secamente.
               —Cuando Dios ordena a una criatura que muera en un lugar determinado —dijo

           Kynes sin volverse—, hace de modo que Su voluntad conduzca a la criatura hasta ese
           lugar.
               Leto se volvió y dirigió una dura mirada a Kynes.

               Y Kynes, devolviéndole la mirada, se sintió de pronto profundamente turbado por
           algo  que  no  había  previsto:  Este  Duque  se  sentía  mucho  más  preocupado  por  los

           hombres  que  por  la  especia.  Ha  arriesgado  su  propia  vida  y  la  de  su  hijo  para
           salvarlos. Ha comentado la pérdida del tractor y toda la especia con un simple gesto.
           Pero la amenaza que pesaba sobre la vida de esos hombres le ha encolerizado. Un
           líder como él podría asegurarse una fanática lealtad. Sería difícil de abatir.

               Contra su voluntad y contra sus anteriores juicios, Kynes tuvo que admitir para sí
           mismo: Me gusta este Duque.

















































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