Page 153 - Dune
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Kynes con clara admiración.
—¿Bien? —dijo Kynes.
—No quería ofenderos —murmuró el banquero—. Si he dado la impresión de ser
ofensivo, os ruego aceptéis mis disculpas.
—Libremente dadas, libremente aceptadas —dijo Kynes. Sonrió a Jessica, y
siguió como si no hubiera ocurrido nada.
Jessica observó que también el contrabandista se relajaba. Tomó buena nota de
ello: aquel hombre había dado la impresión, durante toda la escena, de estar dispuesto
a acudir en ayuda de Kynes si este lo hubiera necesitado. Existía un acuerdo de
alguna clase entre Kynes y Tuek.
Leto jugueteaba con su tenedor, mirando especulativamente a Kynes. La
actuación del planetólogo indicaba un cambio de actitud hacia la Casa de los
Atreides. Kynes se había mostrado mucho más frío durante su viaje por el desierto.
Jessica pidió otra ronda de comida y bebida. Los servidores aparecieron con
langues de lapins de garenne, vino tinto y una salsa de setas servida aparte.
Lentamente, las conversaciones de la cena se reanudaron, pero Jessica captó
agitación en ellas, una cierta ansiedad, y vio que el banquero comía en un hosco
silencio. Kynes le hubiera matado sin vacilar, pensó. Y se dio cuenta de que había
una predisposición al homicidio en el comportamiento de Kynes. Podía matar
fácilmente, y adivinó que esta era una característica de los Fremen.
Jessica se volvió hacia el fabricante de destiltrajes, a su izquierda, y dijo:
—No dejo de sentirme asombrada por la importancia del agua en Arrakis.
—Es muy importante —admitió el hombre—. ¿Qué es ese plato? Es delicioso.
—Lenguas de conejo salvaje con una salsa especial —dijo ella—. Una receta muy
antigua.
—Me gustaría tenerla —dijo el hombre.
Ella asintió.
—Os la haré enviar.
—Los recién llegados a Arrakis subestiman con frecuencia la importancia que
tiene aquí el agua —dijo Kynes, mirando a Jessica—. Ya sabéis, debemos tener en
cuenta la Ley del Mínimo.
Jessica se dio cuenta por el tono de su voz que aquellas palabras encerraban una
prueba, y respondió:
—El crecimiento está limitado por la necesidad del elemento que se encuentra
presente en menor cantidad. Y, naturalmente, la condición menos favorable es la que
controla la tasa del crecimiento.
—Es raro encontrar a miembros de las Grandes Casas que estén al corriente de
los problemas planetológicos —dijo Kynes—. En Arrakis, la condición más
desfavorable para la vida es el agua. Y recordad que el propio crecimiento puede
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