Page 309 - Dune
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gritadas por su madre: «¡Mi hijo ha superado la prueba del gom jabbar!». La mano
empezó a escocerle ante el recuerdo del atroz dolor.
—Fíjate por donde andas —siseó Chani—. No roces ningún arbusto o dejarás una
huella de nuestro paso.
Paul tragó saliva, asintiendo.
Jessica prestaba oído al sonido de los pasos, distinguiendo los suyos y los de Paul,
maravillándose de la forma como se movían los Fremen. Eran cuarenta atravesando
la depresión, pero sólo se oían los sonidos naturales del lugar. Sus ropas, flotando
entre las sombras, parecían fantasmales velos. Su destino era el Sietch Tabr… el
sietch de Stilgar.
La palabra giró y volvió a girar en su mente: sietch. Era un término chakobsa,
inmutable por largos siglos en el antiguo lenguaje de los cazadores. Sietch: un lugar
de reunión en los momentos de peligro. Las profundas implicaciones de la palabra y
del lenguaje comenzaban apenas a tener un significado para ella después de la tensión
de su encuentro.
—Avanzamos aprisa —dijo Stilgar—. Con la ayuda de Shai-Hulud, estaremos en
la Caverna de la Cresta antes del alba.
Jessica asintió, reservando sus fuerzas, consciente del tremendo cansancio que
sólo conseguía superar gracias a su voluntad… y, tuvo que admitirlo, por la especial
embriaguez del momento. Su mente se concentró en el valor de aquella gente,
recordando todo lo que le había sido revelado de la cultura Fremen.
Todos ellos, pensó, una cultura entera adiestrada en un orden militar. ¡Qué
inestimable potencia para un Duque en el exilio!
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