Page 326 - Dune
P. 326
Jamis retrocedió hasta el centro del círculo, frotándose su mano que empuñaba el
cuchillo. Por un instante brotó sangre de la herida, luego se detuvo. Sus ojos se
abrieron enormemente por la sorpresa, dos pozos de profunda y azulada oscuridad, y
estudiaron a Paul bajo la luz de los globos con una nueva confianza.
—Ah, le ha hecho daño —murmuró Stilgar.
Paul tensó los músculos preparado para saltar y, después de ver la primera sangre,
interpeló:
—¿Abandonas?
—¡Ahhh! —gritó Jamis.
Un murmullo colérico surgió de la concurrencia.
—¡Calma! —exclamó Stilgar—. El muchacho ignora nuestras reglas. —Se
dirigió a Paul—: Nadie puede abandonar el tahaddi. La muerte es la única salida.
Jessica vio a Paul tragar saliva trabajosamente. Y pensó: Nunca ha matado así a
un hombre… en un combate a cuchillo hasta la última sangre. ¿Podrá hacerlo?
Paul avanzó lentamente siguiendo el círculo hacia su derecha, forzado por el
movimiento de Jamis. El conocimiento presciente de las variantes en aquella caverna
que había entrevisto en el rebullir del tiempo volvía a perseguirle. Su nueva
percepción le decía que eran demasiadas decisiones en aquel combate para que uno
de entre los innumerables caminos posibles se distinguiera claramente de los demás.
Las variantes se amontonaban sobre las variantes… era por esto que la caverna
parecía un confuso nexo en las corrientes del tiempo. Era como una gigantesca roca
en medio de un río, creando torbellinos y corrientes a su alrededor.
—Termina ya, muchacho —murmuró Stilgar—. No juegues con él.
Paul avanzó al interior del círculo, confiando en su rapidez.
Jamis retrocedió, dándose repentinamente cuenta de que ante él no tenía, en el
circulo del tahaddi, a un vulnerable extranjero, fácil presa para un crys Fremen.
Jessica vio la sombra de la desesperación en el rostro del hombre. Es ahora
cuando es más peligroso, pensó. Ahora está desesperado y puede hacer cualquier
cosa. Ha descubierto que Paul no es un niño como los de su raza, sino una máquina
de combatir adiestrada desde su infancia. Ahora el miedo que he instilado en él se ha
desbocado.
Y en el fondo de sí misma experimentó un sentimiento de piedad por Jamis… una
emoción dominada por la consciencia del peligro que corría su hijo.
Jamis puede hacer cualquier cosa… lo más impredecible, se dijo. Se preguntó si
Paul había entrevisto este futuro, si estaba reviviendo esta experiencia. Pero observó
sus movimientos, el sudor que resbalaba por su rostro y hombros; la profunda
concentración que revelaba la tensión de sus músculos. Y por primera vez captó, sin
comprenderlo realmente, el factor de incertidumbre que existía en el poder de Paul.
Paul buscaba ahora el combate, moviéndose en círculo pero sin atacar. Había
www.lectulandia.com - Página 326