Page 333 - Dune
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Sabía que tenía razón, pero este conocimiento no la hacía sentirse más cómoda en
           aquel momento. La inconsciente preocupación por el agua era un peso en su mente.
           No, se corrigió: es la humedad lo que me preocupa.

               Y este era un problema más sutil y profundo.
               Oyó pasos acercándose, se volvió y vio a Paul salir de las profundidades de la
           caverna, seguido por Chani y su rostro de elfo.

               Hay otra cosa, pensó Jessica. Paul debe ser advertido acerca de sus mujeres. Una
           de  esas  mujeres  del  desierto  no  será  nunca  una  esposa  digna  de  un  Duque.  Una
           concubina, sí, pero nunca una esposa.

               Después se dijo, maravillándose: ¿Acaso me ha convencido con sus proyectos? Y
           ella  sabía  lo  bien  condicionada  que  había  sido.  Puedo  pensar  en  las  necesidades
           matrimoniales  de  la  nobleza  sin  siquiera  recordar  mi  propio  concubinato.  Sin

           embargo… yo era algo más que una concubina.
               —Madre.

               Paul se detuvo ante ella. Chani se detuvo a su lado.
               —Madre, ¿sabes lo que están haciendo allá al fondo?
               Jessica observó la sombría mirada de sus ojos bajo la capucha.
               —Creo que sí.

               —Chani  me  lo  ha  mostrado…  porque  se  supone  que  debo  verlo  y  dar  mi…
           consentimiento acerca de la medida del agua.

               Jessica miró a Chani.
               —Están  recuperando  el  agua  de  Jamis  —dijo  Chani,  y  su  voz  tenía  un  acento
           nasal a causa de los filtros—. Es la norma. La carne pertenece a la persona, pero el
           agua pertenece a la tribu… excepto en el combate.

               —Dicen que el agua es mía —dijo Paul.
               Jessica se preguntó por qué todo aquello despertaba de pronto su desconfianza.

               —El agua del combate pertenece al vencedor —dijo Chani—. Es debido a que
           uno tiene que combatir sin destiltraje. El vencedor tiene derecho a recuperar el agua
           que ha perdido en la lucha.
               —No quiero esa agua —murmuró Paul. Sentía como si formara parte de muchas

           imágenes distintas que se agitaban simultáneamente de un modo fragmentario que
           desconcertaba  su  visión  interior.  No  estaba  seguro  de  lo  que  haría,  pero  estaba

           convencido de algo: no quería el agua destilada de la carne de Jamis.
               —Es… agua —dijo Chani.
               Jessica se maravilló del modo cómo lo decía. «Agua». Algo más significativo que

           un simple sonido. Un axioma Bene Gesserit acudió a su mente: «La supervivencia es
           la habilidad de nadar en aguas extrañas». Y Jessica pensó: Paul y yo tenemos que
           encontrar las corrientes favorables en estas aguas extrañas… si queremos sobrevivir.

               —Aceptarás esta agua —dijo Jessica.




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