Page 335 - Dune
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Será mucho más que esto, pensó Paul. Experimentó una sensación lacerante en lo
profundo de su conciencia, como si intentara inmovilizar algo que estaba en perenne
movimiento.
Chani se deslizó al lado de Jessica y tomó su mano.
—Ven, Sayyadina. Nosotras debemos permanecer a un lado. Paul las observó
mientras se apartaban entre las sombras, dejándole solo. Se sintió abandonado.
Los hombres que habían colocado la cortina se le acercaron.
—Ven, Usul.
Dejó que le guiaran, que le empujaran hasta el interior de un círculo de gente que
se había formado alrededor de Stilgar, el cual permanecía de pie bajo el globo y al
lado de un objeto informe y anguloso sobre el suelo de roca, cubierto con unas ropas.
Los asistentes se acuclillaron en el suelo a un gesto de Stilgar, con sus ropas
siseando por el movimiento. Paul siguió su ejemplo, observando fijamente a Stilgar,
notando que bajo el globo sus ojos parecían dos profundos pozos, mientras la tela
verde brillaba en torno a su cuello. Después, Paul dirigió su atención hacia lo que
tenía Stilgar a sus pies, cubierto por unas ropas, y reconoció el mango de un baliset
surgiendo por un lado de la ropa.
—El espíritu deja el agua del cuerpo cuando se levanta la primera luna —entonó
Stilgar—. Así está dicho. Cuando se levante la primera luna, esta noche, ¿a quién
llamará?
—Jamis —dijeron los demás a coro.
Stilgar giró sobre uno de sus talones, paseando su mirada por el círculo de rostros.
—Yo era amigo de Jamis —dijo—. Cuando el halcón mecánico planeó sobre
nosotros en el Agujero-en-la-Roca, fue Jamis quien me puso al abrigo.
Se inclinó, tomó las ropas que cubrían el bulto.
—Como amigo de Jamis tomo estas ropas… es el derecho del jefe —se echó las
ropas al hombro y se irguió.
Entonces, Paul vio el contenido de lo que tapaban las ropas: el gris relucir de un
destiltraje, un litrojon abollado, un pañuelo con un pequeño libro en su centro, el
mango sin hoja de un crys, una funda vacía, un fragmento de tejido doblado, un
paracompás, un distrans, un martilleador, un montón grande como un puño de garfios
metálicos, un surtido de pequeñas rocas envueltas en un trozo de tela, un montón de
plumas atadas juntas… y el baliset puesto a un lado.
Así que Jamis tocaba el baliset, pensó Paul. El instrumento le recordó a Gurney
Halleck y todo aquello que había perdido. Paul sabía, gracias a su memoria del
futuro, que algunas líneas de probabilidad podían conducir a un encuentro con
Halleck, pero las intersecciones eran pocas y confusas. Esto le inquietó. El factor de
incertidumbre le dejaba perplejo. Esto quiere decir que tal vez yo haré algo… que
podré hacerlo, que destruirá a Gurney… o le devolverá a la vida… o…
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