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AUTOR Libro
—¿Estás rompiendo conmigo?
Eran las palabras menos adecuadas, pero también lo único que se me ocurrió
preguntar. Después de todo, lo que Jake y yo teníamos era algo más que un amorío
de patio de colegio. Algo mucho más fuerte.
Soltó una risa amarga.
—No es el caso, pero si lo fuera, diría: «Quedemos como amigos». Ni siquiera
puedo decirte eso.
—¿Por qué, Jacob? ¿Sam no te deja tener otros amigos? Jake, por favor. Lo
prometiste. ¡Te necesito!
La rotunda vacuidad de mi vida anterior —antes de que Jacob aportara un poco
de cordura— se irguió para luego enfrentarse a mí. Se me hizo un nudo en la
garganta de pura soledad.
—Lo siento, Bella —pronunció nítidamente cada palabra con una voz gélida
que no parecía la suya.
Dudé de que fuera eso lo que Jacob pretendiera decir en realidad. Sus ojos
airados parecían querer expresar algo más, pero yo no entendía el mensaje.
Tal vez no tuviera nada que ver en absoluto con Sam ni estuviera relacionado
con los Cullen. Quizás sólo intentaba alejarse de una situación sin esperanza. Quizás
debería permitirle que lo hiciera, si es que eso era lo mejor para él. Es lo que debería
hacer. Sería lo acertado.
Pero oí que se me escapaba un hilo de voz:
—Lamento que antes no pudiera... Me gustaría cambiar lo que siento por ti,
Jacob —actuaba a la desesperada, por lo que forcé y estiré la verdad hasta retorcerla
tanto que acabó por tomar forma de mentira—. Es posible... es posible que pudiera
cambiar si me dieras un poco de tiempo —susurré—, pero no me dejes ahora, Jake.
No podré resistirlo.
Su rostro pasó de la ira al sufrimiento en un segundo. Me tendió una de sus
manos temblorosas.
—No, Bella, por favor, no pienses de ese modo. No te acuses de nada, no
pienses que es culpa tuya. Es todo culpa mía, lo juro, no tiene nada que ver contigo.
—No eres tú, soy yo —susurré.
—Lo que intento decirte, Bella, es que yo no... —mantuvo un debate interior.
Ese tormento se reflejó en sus ojos. Su voz se fue haciendo más ronca a medida que
pugnaba por controlar sus emociones—. No soy lo bastante bueno para seguir siendo
tu amigo, ni ninguna otra cosa. No soy quien era. No soy bueno.
—¡¿Qué?! —le miré fijamente, confusa y consternada—. ¿Qué estás diciendo?
Eres mucho mejor que yo, Jake. ¡Eres bueno! ¿Quién te ha dicho lo contrario? ¿Sam?
¡Eso es totalmente falso, Jacob! ¡No le permitas que te lo diga! —de repente, había
vuelto a pegar gritos.
El rostro de Jacob se endureció, pero sin vida.
—Nadie ha tenido que decirme nada. Sé lo que soy.
—Eres mi amigo, eso es lo que eres. Jake, no...
Se había dado la vuelta para alejarse de nuevo.
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