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Bajo presión
En Forks volvían a ser vacaciones de Pascua. Al despertar el lunes por la
mañana, me quedé tumbada en la cama durante unos segundos asimilando ese
hecho. El año pasado, por estas mismas fechas, también me había perseguido un
vampiro. Esperaba que no se convirtiese en una especie de tradición.
Ya estaba adaptándome al ritmo de vida de La Push. Había pasado la mayor
parte del domingo en la playa, mientras Charlie se entretenía con Billy en casa de los
Black. Se suponía que yo estaba con Jacob, pero éste tenía otras cosas que hacer, así
que me dediqué a pasear sola y le oculté el secreto a Charlie.
Cuando Jacob apareció para ver si yo estaba bien, me pidió perdón por dejarme
abandonada tanto rato. Su agenda, me dijo, no era siempre tan apretada; pero los
lobos estaban en alerta roja hasta que detuvieran a Victoria.
Ahora, cuando paseábamos por la playa, siempre me llevaba de la mano.
Eso me hizo pensar en las palabras de Jared; Jacob no debería haber
involucrado en esto a su «chica». Me imaginé que, visto desde fuera, parecíamos
novios. Mientras que Jake y yo tuviéramos claro cuál era la auténtica situación, no
debía permitir que me molestara este hecho. Y tal vez no me habría molestado si no
hubiera sabido que Jacob deseaba que las cosas fueran como parecían ser. En
cualquier caso, el sentir su cálida mano en contacto con la mía me resultaba
agradable, así que yo no protestaba.
Trabajé el martes por la tarde —Jacob me siguió en moto para cerciorarse de
que llegaba a salvo—, y Mike se dio cuenta.
—¿Estás saliendo con ese chico de La Push? ¿Con el de segundo? —me
preguntó, disimulando su despecho a duras penas.
Me encogí de hombros.
—No estoy saliendo con él en el sentido estricto de la palabra, pero es verdad
que paso la mayor parte del tiempo con él. Es mi mejor amigo.
Mike entrecerró los ojos con astucia.
—No te engañes a ti misma, Bella. Ese tío está colado por ti.
—Lo sé —repuse con un suspiro—. La vida es muy complicada.
—Y las chicas muy crueles —añadió Mike en voz baja.
Pensé que también era una suposición lógica por su parte.
Esa noche, Sam y Emily vinieron a casa de Billy para tomar el postre conmigo y
con Charlie. Ella trajo una tarta que se habría ganado el corazón de alguien más duro
incluso que Charlie. Mientras la conversación pasaba con naturalidad de un tema a
otro, me di cuenta de que los reparos que Charlie pudiera albergar sobre las bandas
juveniles de La Push estaban desapareciendo.
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