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AUTOR                                                                                               Libro
               hablando   en   tono   normal—.   Paul,   Jared   y   Embry   se   encargarán   del   perímetro
               exterior, y Jacob y yo del interior. Podremos permitirnos el lujo de venirnos abajo
               cuando la hayamos atrapado.
                     Me di cuenta de que a Emily no le hacía mucha gracia que Sam estuviera en el
               grupo   más   reducido.   Su   inquietud   hizo   que   yo   también   mirase   a   Jacob   con
               preocupación.
                     Sam se dio cuenta.
                     —Según Jacob, lo mejor es que pases todo el tiempo posible aquí, en La Push.
               Sólo por si acaso: así ella no podrá localizarte tan fácilmente.
                     —¿Y qué pasa con Charlie? —pregunté.
                     —El torneo de baloncesto todavía no ha terminado —dijo Jacob—. Creo que
               Billy y Harry se las arreglarán para retener a Charlie en La Push cuando no esté
               trabajando.
                     —Esperad —ordenó Sam al tiempo que levantaba la mano. Sus ojos buscaron
               un instante a Emily y después volvió a mirarme—. Aunque Jacob crea que esto es lo
               mejor, debes decidirlo tú misma y sopesar muy seriamente los riesgos de ambas
               opciones. Ya has visto esta mañana con qué facilidad la situación puede volverse
               peligrosa y qué deprisa se nos puede escapar de las manos. No puedo garantizar tu
               seguridad personal si eliges quedarte con nosotros.
                     —Yo no le haré daño —murmuró Jacob, agachando la mirada.
                     Sam actuó como si no le hubiera oído.
                     —Si hay otro lugar en el que te sientas segura...
                     Me mordí el labio. ¿Adónde podía ir sin poner en peligro a otras personas? Me

               sentía reacia a meter en esto a Renée y ponerla en el centro de la diana que me habían
               pintado encima.
                     —No quiero atraer a Victoria a ningún otro lugar —susurré.
                     Sam asintió.
                     —Eso es cierto. Es mejor tenerla aquí, donde podemos acabar con esto de una
               vez por todas.
                     Sentí   un   estremecimiento.   No   quería   que   Jacob   ni   ninguno   de   los   demás
               intentara  acabar  con Victoria. Miré a Jacob a la cara; se le veía relajado, como si
               siguiera siendo el mismo Jacob al que recordaba antes de todo aquel asunto de los
               lobos, y totalmente indiferente a la idea de cazar vampiros.
                     —Tendrás   cuidado,   ¿verdad?   —le   pregunté,   con   un   nudo   en   la   garganta
               demasiado evidente.
                     Los chicos prorrumpieron en sonoros aullidos de burla. Todos se rieron de mí...
               salvo Emily, que me miró a los ojos; de repente, descubrí la simetría que se ocultaba
               bajo   su   deformidad.   Su   cara   seguía   siendo   bonita   y   estaba   animada   por   una
               preocupación aún más intensa que la mía. Tuve que apartar la mirada antes de que el
               amor que se escondía bajo su preocupación me hiciera daño de nuevo.
                     —La comida está lista —anunció, y la conversación sobre estrategias pasó a la
               historia.
                     Los chicos se apresuraron a rodear la mesa, que a su lado parecía diminuta y en




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