Page 247 - e-book
P. 247

AUTOR                                                                                               Libro
               que has muerto.
                     La mente empezó a funcionarme otra vez. No era eso lo que tanto temía oír, por
               lo que el alivio me aclaró las ideas. Después de suspirar, me relajé y aventuré:
                     —Rosalie le dijo que me había suicidado, ¿verdad?
                     —Sí —admitió Alice. Los ojos le relampaguearon de ira una vez más—. He de
               decir en su defensa que ella pensaba que era verdad. Confían más de lo debido en mi
               visión, que funciona con muchas imperfecciones, pero eso fue lo que la impulsó a
               decírselo a Edward. ¿No comprendía... ni le preocupaba...?
                     Su voz se fue apagando horrorizada.
                     —Y Jacob le habló de un funeral cuando llamó aquí, y él creyó que era el mío —
               comprendí.
                     Me dolió mucho saber lo cerca que habíamos estado el uno del otro. Había
               tenido su voz a pocos centímetros. Hundí las uñas en el brazo de Jacob, pero éste se
               mantuvo imperturbable.
                     Alice me miró de un modo extraño y susurró:
                     —No te has alterado.
                     —Bueno, se ha malogrado una ocasión, pero todo se arreglará. Alguien le dirá
               la próxima vez que llame... que... en... realidad... —no pude seguir. Su mirada agolpó
               las palabras en mi garganta.
                     ¿Por qué tenía Alice tanto pavor? ¿Por qué su rostro se había crispado de pena y
               horror? ¿Qué le había dicho a Rosalie por teléfono hacía unos momentos? Algo sobre
               lo que había visto, y luego había mencionado el remordimiento de Rosalie. Ella jamás
               hubiera sentido remordimiento alguno por nada de lo que me hubiera pasado a mí,

               pero si eso causaba algún mal a su familia, a su hermano...
                     —Bella —susurró Alice—, Edward no va a volver a llamar. Ha creído a Rosalie.
                     —No... lo... comprendo...
                     Mi boca formó cada una de esas tres palabras, pero me faltó aliento para
               pronunciarlas y pedirle que me explicara las implicaciones.
                     —Se va a Italia.
                     Tardé un latido de corazón en comprenderla.
                     Cuando la voz de Edward volvió a sonar en mi interior, no era la perfecta
               imitación de mis delirios, sino el tono apagado de mis recuerdos, pero las palabras
               bastaron para desgarrarme el pecho y dejar abierto un enorme hueco. Eran palabras
               de un tiempo en que yo hubiera apostado todo lo que poseía o podría poseer a que él
               me amaba.
                     Bueno, no estaba dispuesto a vivir sin ti, me había asegurado en aquella misma
               habitación mientras contemplábamos la muerte de Romeo y Julieta. Aunque no estaba
               seguro sobre cómo hacerlo. Tenía claro que ni Emmett ni Jasper me ayudarían..., así que pensé
               que lo mejor sería marcharme a Italia y hacer algo que molestara a los Vulturis. (...) Lo mejor
               es no irritar a los Vulturis. No a menos que desees morir.
                     No a menos que desees morir.
                     —¡No! —el rechazo expresado en un grito restalló con tanta fuerza después de
               los susurros que nos hizo dar un salto a todos. Sentí que la sangre me huía del rostro




                                                                                                   - 247 -
   242   243   244   245   246   247   248   249   250   251   252