Page 274 - e-book
P. 274
AUTOR Libro
Él se dio cuenta de esto al mismo tiempo que yo y me soltó, sujetándome sólo
de la mano.
—N-n-no —tartamudeé, rodeándole de nuevo con los brazos. No me importaba
si me congelaba. ¿Quién sabía cuánto tiempo nos quedaba?
Su mano fría se deslizó repetidas veces por mi piel en un intento de calentarme
con la fricción.
Nos apresuramos a través del túnel, o al menos a mí así me lo pareció. Mi lento
avance irritaba a alguien, supuse que a Felix, y le oí suspirar una y otra vez.
Al final del túnel había otra reja cuyas barras de hierro estaban enmohecidas,
pero eran tan gruesas como mi brazo. Había abierta una pequeña puerta de barras
entrelazadas más finas. Edward agachó la cabeza para pasar y cruzó rápidamente a
una habitación más grande e iluminada. La reja se cerró de golpe con estrépito,
seguido del chasquido de un cerrojo. Tenía demasiado miedo para mirar a mis
espaldas.
Al otro lado de la gran habitación había una puerta de madera pesada y de
escasa altura. Era muy gruesa, pude comprobarlo porque también estaba abierta.
Atravesamos la puerta y miré a mi alrededor sorprendida, relajándome
inmediatamente. A mi lado, Edward se tensó y apretó con fuerza la mandíbula.
- 274 -

