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AUTOR                                                                                               Libro
               pudiera imaginar; como por ejemplo, a Jacob Black de pie, a corta distancia de la
               pérfida figura felina de Victoria. No soportaba la idea de imaginar a Edward allí,
               incluso   aunque   él   pareciera   mucho   más   resistente   que   mi   mejor   amigo   medio
               humano.
                     —Es demasiado tarde para ella. No debí dejar que se me escapara la otra vez,
               pero ahora no, no después de...
                     Le interrumpí otra vez, intentando sonar tranquila.
                     —¿No me acabas de prometer ahora mismo que no me ibas a dejar? —le
               pregunté, luchando contra las palabras mientras las decía, intentando no dejarlas
               enraizar en mi corazón—. Eso no es precisamente algo compatible con una larga
               expedición de rastreo, ¿no?
                     Él frunció el ceño. Un gruñido lento se le escapó del pecho.
                     —Mantendré  mi   promesa,  Bella,  pero  Victoria   va  a   morir  —el  gruñido   se
               acentuó—. Pronto.
                     —No te precipites —le contesté mientras intentaba ocultar mi pánico—. Quizás
               ella no vuelva. Quizás la haya asustado la manada de Jake. En realidad, no hay razón
               ninguna para ir tras ella. Además, tengo un problema mayor que Victoria.
                     Los ojos de Edward se entrecerraron, pero asintió.
                     —Es verdad. Los licántropos son una complicación.
                     Bufé.
                     —No estaba hablando de Jacob. Mi problema es bastante más grande que un
               puñado de lobos adolescentes en busca de líos.
                     Edward me miró como si fuera a decir algo y luego se lo pensó mejor. Sus

               dientes sonaron cuando los cerró y habló a través de ellos.
                     —¿De verdad? —me preguntó—. Entonces, ¿cuál es tu mayor problema? Si el
               hecho de que Victoria vuelva a buscarte te parece algo irrelevante en comparación,
               ¿qué puede ser?
                     —Digamos que es el  segundo  de mis peores problemas —intenté evadir la
               cuestión.
                     —De acuerdo —asintió él, suspicaz.
                     Hice una pausa. No estaba segura de si podría mencionarlos.
                     —Hay otros que vendrán a por mí —le recordé con un susurro sofocado.
                     Él suspiró, pero su reacción no fue todo lo fuerte que yo habría supuesto
               después de haber visto cómo se tomaba lo de Victoria.
                     —¿Los Vulturis son sólo el segundo de esos problemas?
                     —No parece que te preocupen mucho —le hice notar.
                     —Bueno, tenemos bastante tiempo para pensarlo. El tiempo tiene un significado
               muy distinto para ellos y para ti, o incluso para mí. Ellos cuentan los años como tú
               los   días.   No   me   sorprendería   que   hubieras   cumplido   los   treinta   antes   de   que
               volvieran a acordarse de ti —añadió en tono ligero.
                     El horror me invadió.
                     Treinta.
                     Así que al final, sus promesas no significaban nada en realidad.. Si él pensaba




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