Page 25 - En el corazón del bosque
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cientos de marionetas de madera, todas mirándolo desafiantes, sonriendo, riendo,
frunciendo el entrecejo, amenazándolo… Expresaban las más diversas
emociones. De pronto, le pareció que aquellas marionetas no eran nada
amigables y que se movían hacia él, una a una, rodeándolo, atrapándolo en un
círculo cada vez más cerrado.
—¿Quién es ése? —susurraban.
—Un extraño.
—No nos gustan los extraños.
—Vaya aspecto más raro tiene, ¿verdad?
—Es bajito para su edad.
—Pero tiene un pelo bonito.
Las voces eran cada vez más numerosas, aunque no pasaban de susurros, y al
cabo de poco ni siquiera distinguía las palabras, porque eran pronunciadas a la
vez y se mezclaban en un lenguaje incomprensible. Se le estaban echando
encima y Noah se llevó las manos a la cara, presa del miedo; cerró los ojos, se
volvió y contó hasta tres. Aquello no podía estar pasando. Cuando apartara las
manos y abriese los ojos gritaría a pleno pulmón; así seguro que acudiría alguien
a rescatarlo.
Uno…
Dos…
Tres…
—Hola —dijo entonces una voz de hombre, la única que se oía ahora, pues el
coro de marionetas había enmudecido—. ¿Quién eres?