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deduciendo de forma lógica todos los teoremas a partir de defini-
                      ciones, postulados y nociones comunes. La obra no supone solo
                      un compendio brillante, sino que añade una gran labor de estruc-
                      turación del pensamiento geométrico. Quizá por ello hasta hace
                      unas décadas seguía siendo el referente fundamental en el apren-
                      dizaje de la geometría. Solo superada por la Biblia, los Elementos
                      es la obra que más ediciones y traducciones ha tenido, tanto en
                      copias anteriores a la imprenta corno,  con más de mil ediciones
                      posteriores, en forma impresa.
                          Los Elementos están estructurados en trece libros. Los cuatro
                      primeros se dedican a la geometría plana básica: la congruencia de
                      triángulos, la igualdad de áreas, la proporción áurea, el círculo, los
                      polígonos regulares, algunas cuadraturas y,  cómo no,  el teorema
                      de Pitágoras (Libro I, Proposición 4 7). Así, la propiedad pitagórica
                      se sitúa en un contexto geométrico de áreas de figuras.  Pitágoras
                      reaparece en el Libro VI en relación con las proporciones y tam-
                      bién en el Libro X, en el que se tratan las raíces cuadradas.
                          En la proposición 47,  Euclides afirma que en los triángulos
                      rectángulos el cuadrado del lado opuesto al ángulo recto es igual
                      a la suma de los cuadrados de los lados que lo forman La expre-
                                                  sión visual de  esta proposición se
                                                  conoce con el nombre de «molino
                                                  de viento» (véase la figura).
                                                      La  demostración  se  lleva  a
                                                  cabo por medio de áreas. Consiste
             F                                    en  establecer que  los  triángulos
                                                  BF A  y BCE son isornétricos y que
                                            G
                                                  el doble de su área es igual por un
                                                  lado al área del cuadrado CBF J y
                                                  por  otro  al  área  del  rectángulo
                                                  BIHE.  Del  mismo  modo,  el  cua-
                                                  drado CKGA tiene igual área que el
                                                  rectángulo AIHD.  De  ello  se  de-
                                                  duce el teorema de Pitágoras, que
                                                  puede enunciarse así:  el área del
                    E          H    D             cuadrado BADE es igual a la suma
                                                  de los cuadrados CBFJy CAGK.





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