Page 19 - NEUROCOMUNICACIÓN La píldora del crecimiento de tu marca personal
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Estas gafas captan dónde fijaban la vista los lectores del anuncio y, siendo la parte roja y
                  amarilla allí donde más concentraban su atención, vemos que el bebé encandila al cerebro,
                  pero producto y mensaje se vuelven prácticamente invisibles ya que la vista no se detiene en
                  esta parte y no se fija la mirada lo suficiente como para que el mensaje sea leído y atraiga.

                  Un simple cambio en la dirección de ojos y frente obra el milagro de que los consumidores SÍ
                  se concentren en lo que realmente queremos vender.

                  Esto puso al descubierto las grandes sumas de dinero desperdiciadas por fabricantes durante
                  años al no ser conscientes de este tipo de comportamientos. Esto es debido a que el cerebro
                  se decanta de manera imperceptible, de tal forma que, cuando preguntas a los consumidores,
                  no han sido capaces de apreciarlo, necesitando tecnología de última generación para
                  detectarlo.

                  Es por ello que, como ya he dicho anteriormente y como seguiré haciendo durante todo el
                  libro, la conexión visual con tu interlocutor resulta tan importante. Somos mamíferos y
                  tenemos un cerebro primario que se conecta a los demás a través de impulsos, y la mirada es
                  el más importante.
                  Ya hemos hablado de cómo utilizarla tanto si es con una persona o en una sala con 10.000.

                  El primer día que tuve que pronunciar un discurso ante una notoria y muy numerosa
                  audiencia, recuerdo que tenía a alguien muy importante para mí cerca y le comenté
                  preocupado que estaba nervioso por hablar delante de toda esa gente. Él, mirándome a los
                  ojos y con toda tranquilidad del mundo me dijo:

                  —Jordi, lo difícil no es hablar a 1.000 personas como si fueran 3, lo difícil es hablar a 3 con la
                  misma intensidad que si fueran 1.000. El día que lo consigas serás un gran orador. ¡No dejes de
                  mirarles a los ojos, aunque solo veas focos!

                  La charla fue un éxito total y yo jamás olvidé esas palabras, que volvieron a tomar cuerpo años
                  después cuando en una presentación a la que esperábamos unas 200 personas aparecieron 6.
                  Yo salí al escenario preparado para una macroconferencia, con mi micrófono de diadema, y vi
                  toda una enorme sala vacía.

                  Ese día retumbaron sus palabras en mi cabeza. Armé todas mis capacidades, desperté mis
                  emociones, no dejé de mirarles a los ojos y di una de las mejores charlas de mi vida.

                  Aprendí que solo cuando eres capaz de convertirlo en un hábito y decides que el premio es
                  que tú y solo tú consideres que has cumplido con lo que debías hacer, te conviertes en
                  excelente, porque esa es tu manera de ser.
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